sábado, 13 de abril de 2013

Relatos de Don Wayne XXXVI


"Mi padre también dice que, habiendo cosas más entretenidas, modernas y en 3D, ya hay que tener cuajo para digerir chuminadas en blanco y negro, subtituladas y con argumentos que no entiende ni el flipao que incuba los guiones..."


36. Dice mi padre
 
Guión original  de Liberty "Balas"

   Dice mi padre que anda la cosa chunga, que de seguir así, al final, tendrá que cerrar las cinco salas. Y, claro, anda cabreado.
   Mi padre, culpa del desastre a toda esa gentuza que anda jodiendo a la marrana por Internet, los del “CineTube” y los del “MegaUpload”, que, según repite y venga repetir, no son más que una camada de forajidos, tipos sin escrúpulos. Por lo que le oigo contar, cuando una película llega para ser exhibida en las salas, lleva ya un mes deambulando ilegalmente por la red, con todo dios viéndola por la gorra, bien apoltronaditos en sus casas frente a la pantalla del ordenador. Los chinos se las descaran gratis y luego hacen copias y más copias que luego dan casi regaladas en los tenderetes esos que ponen junto a la estación. Dice mi padre que vivimos en un mundo sin ley, que o se pone coto a todo ese barullo de las nuevas tecnologías o el séptimo arte acabará por irse al carajo.
Mi padre sabe de lo que habla, es veterano en el negocio. Si lo dice mi padre por algo será. Ya te digo. Mi padre es profesional del gremio, un “exhibidor” como a él le gusta que le llamen. Somos propietarios de los Multicines Vergara, los que están al final del Paseo, la última empresa del sector que ha conseguido sobrevivir en kilómetros a la redonda. Porque esta será una ciudad pequeña, pero en ella, desde siempre, se mastica la afición por el celuloide, o por lo que sea, porque ahora las pelis ya no vienen en rollos, como antes, sino en discos. Hasta tenemos un Cine-Club con solera que lleva funcionando una tupa de años. Tú verás. Dice mi padre que si no fuese por gente como esa más jodido iba a estar el tema. Lo dice, entre otras cosas, porque lunes y martes les alquila la sala grande, para que vean alguna de esas películas raras o de los tiempos de Maricastaña que son las que a ellos les gustan. Mi padre también dice que, habiendo cosas más entretenidas, modernas y en 3D, ya hay que tener cuajo para digerir chuminadas en blanco y negro, subtituladas y con argumentos que no entiende ni el flipao que incuba los guiones. Eso dice. En todo caso, a él le vienen de pegolete porque les alquila la sala dos veces por semana y se saca una pasta gansa; según dice mi padre es de lo que trata. No debe faltarle razón, por experiencia lo sabe. Para llenar una tarde de domingo la sala grande no tiene más que programar una peli americana, una comedia o una con muchos efectos especiales, a ser posible en 3D; ese día no damos a basto a despachar «big» de palomitas y «maxi» refrescos de Cola.
Ojo que mi padre, además de ser empresario, tiene alma de cinéfilo. No se cansa de repetir que así no vamos a ninguna parte, que los derechos de creación son algo sagrado y que el Gobierno debiera de hacer algo para meter en cintura a tanto caradura cuya única aspiración es ver cine por el morro. Lo de piratas les queda corto,  unos sinvergüenzas, unos mafiosos, unos jetas, eso es lo que son. Se lo he oído decir bien de veces.
Yo también veo mucho cine. Me lo veo todo. Que me inflo, vamos. Ahora, con el tema de la crisis, mi padre ha tenido que recortar plantilla. Ha despedido a dos empleados, a Toño el taquillero y a la Asun, una de las limpiadoras. Se está poniendo todo muy jodido. Así que ahora, los fines semana, arreo para Las Salas, tengo que ayudar a mi padre con la taquilla; en los tiempos muertos también barro las gorrinadas que la gente tira entre butacas. Mi madre hace el bar. Este fin de semana, sin ir más lejos, he visto tres veces “Las flores de la guerra”. Una bélica que no es apta para menores, pero a mi padre eso le da igual,  me deja verlo todo; alguna ventaja tenía que tener ser “hijo del cuerpo” digo yo. Faltaría más. Mi padre, a las memeces esas de la calificación de las películas nunca les ha hecho mucho caso. Deja pasar a todo quisqui sin reparar en la talla, no se va a andar con un metro en la puerta. Como él dice, peores atrocidades ven los chavales en sus casas, o en los telediarios, que hay que ver como anda el mundo. Hace tiempo recibió un par de denuncias que luego no llegaron a ninguna parte. Algún tontopelao de esos que se la cogen con papel de fumar. Ahora  esas cosas ya no pasan. Hay cosas más importantes en las que pensar, nadie se preocupa por zanganadas.
   La película que digo es china, pero no de esas chinas clásicas de artes marciales, de las de Jet Li. Esta es un dramón. Trata de unas muchachas chinas que durante una guerra buscan refugio en una iglesia, las protege un fulano que se hace pasar por cura, pero que no es cura ni es na. La película es larga que te cagas, casi dos horas y media. Como una sesión empieza a las ocho y cuarto y el pase siguiente se inicia a las once menos cuarto, mi padre ha ajustado los horarios capando 10 minutos del metraje. Para que le cuadran las sesiones. Mayormente para que salgan los espectadores de la tarde y los de la noche entren con tiempo para comprar las chucherías. Resulta que como ahora las distribuidoras te mandan las películas en formato DVD, ya no hace falta andar cortando y pegando, le basta con programar el reproductor para que se salte una parte. Ventajas de las nuevas tecnologías, dice él. Ha cortado un trozo del principio, cuando la tropa china y los tanques japoneses organizan una carnicería entre unas ruinas. Dice mi padre que esas secuencias son poco relevantes, que, el director, las ha metido como de relleno; además, con lo parecidos que son chinos y japoneses, la gente no se come una rosca de lo que está pasando. Seguro que cuando la vean esos del cine-club ni se enteran del corte, de eso me apuesto un huevo.
   A mí me gusta ver las películas enteras, me la tendré que bajar con el “eMule”. Lo tiene instalado mi padre en casa para descargarse música. Porque, además de cinéfilo, mi padre es un auténtico melómano. Ahora mismo tiene descargándose una colección completa de 300 discos de jazz y otros 250 de clásica. Entre otros géneros…

                                  

1 comentario:

  1. ¡Qué buenas pelis he visto yo en los Vergara! Dejé de ir el día que me enteré que al "patriarca" se le hacía cara la entrada de ocho euros para uno de nuestros conciertos, porque yo soy Germán, el batería de Los Sinfónicos.Cuentan que además aquella fecha la convirtió en el día del espectador y puso un cartel en el hall de los Multicines que decía: "¿Ocho euros,no os parece un poco irónico pagar por sufrir a Los Sinfónicos?"

    ¡Que te apliquen Vergara tu propia vara! ¡Desgraciao!

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