Si como espectador hay historias
truculentas que se disfrutan, y esta es una de ellas, como vecino de
cualquier comunidad te inquieta la posibilidad, más próxima tras ver
"Bajo el árbol", de verte envuelto en conflictos tan indeseables.
El desencadenamiento de cualquier hecho violento suele estar precedido,
en ocasiones, de auténticas nimiedades. La convivencia suele estar
construida, y miles de ejemplos así lo atestiguan, con material muy
inflamable y hay que extremar las precauciones, sobre todo en temporadas
de sequía espiritual. Cualquiera puede convertirse en culpable de
nuestras desgracias o mala suerte.
Los islandeses que están demostrando ser gente muy hacendosa en esto del
cine, demuestran, y "Under the tree" es un ejemplo, talento y
originalidad. Hafsteinn Gunnar Sigurðsson realiza un verdadero estudio
de la condición humana, sus reacciones ante las molestias, los
imaginados acosos y las supuestas amenazas.
"El infierno son los otros", decía Sartre, y algo parecido deben pensar
estas dos parejas de clase media alta, teóricamente educadas, adultas y
colindantes. Los malentendidos, casuales o provocados, van acumulando
nieve negra, y roja, sobre una bola que engorda a medida que se
precipita ladera abajo, arrastrando hacia el abismo cualquier indicio de
sensatez. Y, posiblemente, en el corazón de esta monstruosa pelota
viaje un animal de compañía que saldrá indemne de la colisión y acabará
lamiendo las heridas de su desequilibrada dueña.
MI CALIFICACIÓN 8 SOBRE 10
EL INSULTO-Ziad Doueiri-Líbano
Los sembradores de la discordia
Un acto que en principio puede parecer una
nimiedad es capaz de provocar un conflicto, un tsunami de consecuencias
inimaginables. Supongo que es algo parecido a la teoría de que el
aleteo de una mariposa puede desencadenar un terremoto en la otra punta
del mundo.
El simpático realizador nos contaba en la presentación de esta película
(Valladolid/Octubre 2017) que desarrolló la idea de un enfrentamiento
que tuvo, hace años, en su casa de Beirut, cuando en el momento que
regaba unas plantas de su terraza, un albañil árabe, que trabajaba a pie
de calle y que resultó empapado, lo llamó perro y él reaccionó de forma
agresiva, de manera que si no hubiera sido por la intervención de la
que entonces era su compañera, co-guionista de esta obra, hubieran
llegado a las manos. Cuando enfrió su cabeza le dió por imaginar, como
si de un juego se tratara, hasta dónde se podría haber llegado si
ninguno de los dos no hubiera cedido en su empeño.
La excusa del insulto le sirve al buen director, primer ayudante de
cámara de Quentin Tarantino (Reservoir Dogs, Pulp Fiction, Jackie
Brown...), para hacer un repaso a la historia de su convulso país que ha
sufrido en los últimos cincuenta años dos guerras [Guerra Civil
Libanesa 1975/1990 y Guerra del Líbano 2006 (Israel y Hezbollah)], que
han convertido al Líbano en un lugar inestable y triste, cuando era
alegre y próspero.
En estos momentos la tercera parte de la población son refugiados
sirios, y alrededor de 450.000 palestinos apátridas.Los nervios están a
flor de piel y por tanto no es difícil imaginar que una chispita pueda
provocar un gran incendio.
Con gran ritmo nos plantea Ziad una situación política en la que los
actores principales: partidos, jueces, instituciones y poder mediático
(...y esto nos suena mucho a los españoles, en estos momentos) son
auténticos "tuercebotas" que, en lugar de buscar soluciones y pacificar,
se dedican a echar leña al fuego trabajando exclusivamente para sus
intereses (económicos, electorales, etc...) Afortunadamente los
ciudadanos se hayan más próximos al sentido común que sus gobernantes.
Las historia no debió agradar en exceso a los mandatarios libaneses ya
que este drama político, convertido en gran juicio mediático, hubo de
terminar su rodaje en Marruecos. A pesar de que, con guasa, se informa
al principio de que lo que pasará es culpa del responsable del rodaje y
no del gobierno libanés.
En ningún momento el espectador perderá el interés y estará atrapado por
la acción. Tal vez por eso fue considerada como la mejor, de la Sección
Oficial, por el público de la 62 Seminci.
MI CALIFICACIÓN 8 SOBRE 10
VIERNES 26/10/2017
LOS PÁJAROS CANTAN EN KIGALI-Joanna Kos-Krauze-Polonia
Pájaro que no canta, algo tiene en la garganta
Esta será una de esas amargas historias
que el público no comprará: por la carga dramática que contiene, por la
peculiaridad de las imágenes grabadas (desenfoque y planos fijos) e
incluso por el absoluto desconocimiento del hecho genocida, que tuvo
lugar en ese país africano (antigua colonia belga), hace tan solo
veintitrés años.
Casi un millón de asesinados y muchos miles de mutilados, desplazados y
refugiados, mujeres violadas e infectadas de sida de forma sistemática
que dieron a luz a niños enfermos... Y todo ello por el criminal motivo
de pertenecer a la etnia minoritaria de los tutsi, que en ese momento
(desde 1961, fecha de la independencia) penaban bajo el imperio de los
hutus, que les consideraban de baja casta. Para más abundancia en el
horror fueron masacrados a machetazos e hicieron desaparecer sus
cadáveres en cloacas, fosas comunes, cunetas (eso nos suena a los
españoles) y sirviendo de pasto a los buitres.
En Kigali, por aquellos días, cuenta la ficción de los Krauze, una
ornitóloga polaca llevaba a cabo un trabajo de campo, de aves carroñeras
junto a un especialista ruandés (el padre de Claudine). En la huida,
Anna (la científica) consigue arrastrar con ella a la única
superviviente de la familia Mugambira.
Las dificultades para adaptarse a la normalidad, por parte de las
personas que sufrieron un trauma tan escalofriante, son el eje central
de este proyecto que tramaron juntos Joanna y Krzysztof (autores por
ejemplo de Plaza del Salvador y Papusza), aunque fue la mujer quien
corrió con la responsabilidad de acabarlo porque él murió en el año
2014.
El trabajo de las dos actrices protagonistas es más que reseñable y
aunque los descontentos asistentes al estreno en la 62 Seminci solo
percibieran... (paso al spoiler)
spoiler:
... drama, desaliento y
desgana de vivir, lo cierto es que tanto el título como el final son un
canto a la esperanza y constatan que se puede salir del agujero más
pútrido y oscuro.
MI CALIFICACIÓN 7 SOBRE 10
FOXTROT-Samuel Maoz-Israel
Hay lugares en los que las posibilidades de morir a propósito o por error son las mismas
Aúna, esta cuidada obra de Samuel Maoz,
una serie de componentes, a veces no demasiado ortodoxos; que animan al
visionado de Foxtrot:
- Un espectacular comienzo que, por fortuna, no será el único sorprendente durante las cortísimas dos horas de metraje.
- La difícil cualidad de ejercer la crítica sin tener que eviscerar para mostrar principios incontestables.
- Una fotografía fija que son auténticos cuadros en movimiento.
- Sólidas interpretaciones.
- Y una extraña capacidad para mantener una válvula escapatoria, e incluso humorística, próxima a los momentos más dramáticos.
Demuestra el realizador israelí, que consiguió en el 2009 el León de
Oro, como mejor película, por Lebanon (Líbano), que es capaz de ser
dinámico en sitios pequeños y con presupuestos escuetos, habilidad que
solo poseen los grandes. También sabe de qué habla cuando saca el
ejército a colación, no en balde fue militar y tanquista.
El Jurado de la 62 Seminci, creo que injustamente, no se ha acordado de
Foxtrot a pesar de que el público la recibió con aprecio.
El cartel, pleno de fuerza y cromatismo, del joven militar marcándose
unos pasos de baile con el fusil, traerá recuerdos a quienes vieron
Soldados de Salamina (David Trueba/2003).
MI CALIFICACIÓN 8 SOBRE 10
SWEET COUNTRY-Warwick Thornton-Australia
La bondad y la verdad son presas propicias de la violencia
Western australiano que transcurre por los
territorios del verismo, enmarcado en una fotografía espectacular y
unos paisajes agrestes o acogedores según quien los transite.
Hace cerca de un siglo la mayoría de los granjeros blancos de nuestras
antípodas, al igual que los americanos, poseían caballos, vacas y negros
sin deferenciar demasiado su valor. Con el agravante además de que los
tipos "civilizados" habían sometido, esquilmado y esclavizado las
tierras de Oceanía y a sus nativos. Ni siquiera se tuvieron que molestar
en comprarlos o en ir a cazarlos a África. En este deshumanizado
panorama transcurre la odisea de Sam Kelly, un sensato e íntegro
aborígen que se ve obligado a defenderse de un colono borracho y
desalmado.
La jauría de los racistas y los funcionarios corruptos abogan por su
muerte inmediata, pero un jurista defensor de los derechos de los
individuos consigue llevarle a juicio para que argumente en su defensa.
Warwick Thornton, nacido en Alice Springs (Australia) hace 47 años, es
un defensor de la cultura de sus ancestros y aunque ama a su tierra de
ahí el título (Sweet Country) no duda de que el mayor peligro vendrá de
algunos de sus habitadores, de ahí el lamento del predicador: ¿Que será
de este país?
Aunque lo que se cuenta tuvo lugar en el primer tercio del siglo XX, los
comportamientos de unos y otros son extrapolables a nuestros días. Y es
que la pobreza, ignorancia, abuso, injusticia y falta de escrúpulos
siguen dañando la convivencia de los seres humanos. Y el esclavismo, que
escondía algunas raicillas, ha rebrotado de forma violenta disfrazado
con fórmulas que huelen a vaselina y neologismos hipnotizadores.
MI CALIFICACIÓN 6 SOBRE 10
SÁBADO 27/10/2017
DOS MUJERES-Martin Provost-Francia
Una portera con sangre azul
Por mal que te vaya en la vida, todo es
susceptible de empeorar. Esto debe pensar Claire, cuando agobiada por
sus propios problemas se encuentra con otro añadido: la aparición de
Béatrice, antigua amante de su padre y que no viene precisamente con un
pan debajo del brazo.
Martin Provost rinde homenaje, en esta recatada comedia, a una comadrona
que con su propia sangre le sacó adelante cuando era solo un neonato.
También hace una apuesta por la convivencia hasta en los peores
escenarios, convencido de que de todo se aprende y de que se puede
mejorar hasta en el decimoquinto intento.
Así pues, amable relato de la heroicidad de lo cotidiano que mantienen
en pie ambas protagonistas, con especial mención para la sin par
Catherine Deneuve que ha pasado de ser una belleza misteriosa a ser una
guapa y terrenal setentona. En el caso de Dos mujeres es, a su manera,
una libertaria irredenta, carnal y hedonista que siempre ha tenido claro
que el dolor no forma parte de la vida.
MI CALIFICACIÓN 6 SOBRE 10