viernes, 15 de febrero de 2019

Película 464 # Año XVI


Filmoteca de Extremadura
Programación de cine itinerante por  núcleos rurales extremeños en colaboración con 
CineClub "El Gallinero"

El silencio de otros
21 de Febrero/2019
Sala Avenida/Jaraíz
20:30 Horas 


DIRECTORAS 

Almudena Carracedo, Robert Bahar

 GUIÓN: Almudena Carracedo, Robert Bahar 

MÚSICA: Leonardo Heiblum, Jacobo Lieberman

FOTOGRAFÍA: Almudena Carracedo

GÉNERO: Documental | Posguerra española

DURACIÓN: 95 Min.

PAÍS: España 



SINOPSIS

'El silencio de otros' revela la lucha silenciada de las víctimas del largo régimen del General Franco, que continúan buscando justicia hasta nuestros días. Filmado a lo largo de seis años, la película sigue a las víctimas y los supervivientes del régimen franquista a medida que organizan la denominada “querella argentina” y confrontan un “pacto del olvido” sobre los crímenes que padecieron.


¿Quién es quién?

Almudena Carracedo Verde (Madrid, 1972) es una cineasta española ganadora, entre otros, de un Premio Emmy en 2008 por su película documental Made in L.A. (2007),[...historia de tres costureras en Los Ángeles, inmigrantes latinas, que se embarcan en una odisea durante tres años para conseguir protecciones laborales básicas en una famosa tienda de ropa]; elogiado por The New York Times como "un excelente documental sobre la dignidad humana más elemental".​

Algún tiempo después del estreno de Made in L.A., Carracedo se embarcó de nuevo con Robert Bahar ( Filadelfia, Pensilvania, USA 1975) para filmar un testimonio sobre las víctimas silenciadas del régimen del dictador Francisco Franco.​ La obra, titulada El silencio de otros (2018), con la que han estado trabajando durante seis años, se estrenó en la sección Panorama de la 68 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín donde recibió el Premio del Público y el Premio de Cine por la Paz de la Fundación Heinrich Böll. En febrero de 2019, obtuvieron el premio Goya a la mejor película documental

María Martín falleció en 2014, a los 81 años sin ver su sueño cumplido: poder sacar a su madre de la fosa común en la que yacía para enterrarla dignamente. Fue la primera víctima del franquismo en
declarar ante el Tribunal Supremo para pedir una justicia que se sigue negando. Tenía seis años cuando la fusilaron. Y desde entonces, primero su padre, y luego ella, buscaron restituir algo del daño sufrido. "Sí, declaró, seguiremos buscando hasta que las ranas críen pelo"

                   José María Galante Serrano (Chato Galante) de Madrid, nació el 27 de abril de 1948. Desde el comienzo de su vida universitaria comienza a desarrollar actividades contra el franquismo. Militó en la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) desde su fundación en 1970 hasta su
disolución en 1994. El asesinato de Enrique Ruano Casanova, estudiante de derecho y delegado del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Madrid, en 19 de enero de 1969 fue un hecho crucial para su oposición militante al franquismo. 
Desde los 21 años y hasta los 28, Galante fue encarcelado por la dictadura franquista en cinco ocasiones. Él mismo explicó cómo lo golpeaban desde el primer momento de entrar en dependencias policiales. Su narración es muy cruda y detalla a la perfección la barbarie del régimen fascista de Franco. “El nivel de violencia dependía de lo que ellos quisieran sacar. En mi caso, yo estuve esos días aislado. Me colgaron, me golpearon de todas las formas que se puede golpear. Llegué a perder el control de todo: del tiempo, de los esfínteres. Estaba desnudo, colgado o esposado a un radiador. Sin ser considerado ni siquiera una persona, una cosa... A mí me pasaba cualquiera de aquellos policías y me apagaba un cigarrillo en la cabeza como si fuera un cenicero puesto encima del radiador, que es donde estaba esposado”

Carlos Alberto Slepoy Prada (Buenos Aires, 2 de octubre de 1949-Madrid, 17 de abril de 2017) fue un jurista argentino exiliado en España especialmente conocido por su asistencia durante cuatro décadas como abogado a víctimas de las dictaduras argentina, chilena, guatemalteca y española dedicándose a la defensa de los derechos humanos y la justicia universal. Fue víctima del secuestro y torturas durante el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón durante su detención en marzo de 1976 en Argentina.
En 1977 fue liberado y exiliado a España donde ejerció desde 1979 en Madrid como abogado tras haber sido detenido, torturado y encarcelado durante 20 meses. En 1998 fue especialmente conocido en el ámbito internacional por su acción legal contra el dictador chileno Augusto Pinochet junto al juez Baltasar Garzón que permitió su detención durante un viaje al Reino Unido para una intervención médica. En 2010 junto con otros miembros de la abogacía impulsó en Buenos Aires una querella contra crímenes de la dictadura franquista.


Ascención Mendieta, hija de Timoteo Mendieta, fusilado el 15 de Noviembre de 1939, carnicero y presidente de UGT en su pueblo, Sacedón (Guadalajara). Tenía siete hijos el día que lo mataron; el más pequeño aún no caminaba. Ascensión lo vio por última vez con 13 años. 
Los 88 los cumplió a bordo de un avión a Buenos Aires para pedirle ayuda a la jueza argentina (María Servini) que investiga desde 2010 los crímenes del franquismo. “Yo quiero que me entierren con él”, repetía.
 Ahora podrá hacerlo. El cuerpo del sindicalista fue finalmente identificado en junio de 2017 (78 años después), tras un largo proceso que incluyó dos exhumaciones

 La travesía que Ascención Mendieta (93 años) inició en 2013 se cerró un domingo, del 2017, en el cementerio de la Almudena, en Madrid. Los trabajos de exhumación se prolongaron durante tres semanas y se llevaron a cabo sin ninguna ayuda pública porque el Gobierno de Mariano Rajoy eliminó todas las partidas previstas en la ley de memoria histórica. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica financia estas tareas gracias a donaciones y voluntarios. De hecho, durante la exhumación visitó la fosa el sindicato de electricistas noruegos que en 2014, conmovido por el desamparo de las víctimas del franquismo en España, decidió entregarles 6.000 euros reunidos en una colecta.

Como lágrimas en la lluvia

El hombre fue culpable por no mentir, por decir lo que pensaba y no gritar los ¡vivas! en que no creía. Por no comulgar.
Ya tenía ganas de irse. Ellos temblaban más que él y recogían las balas mezcladas con tierra húmeda de las orillas del Jerte: ¡vaya cosecha de vencedores!.
Cándida, su mujer, hacía un año que se había dejado morir: dos hijos desaparecidos dejan un agujero en el pecho y el alma ni siquiera se eleva, cae a los pies, y frágil e indolora, se rompe bajo la sandalia.
Miró a lo lejos y se dijo: "He vivido demasiado, ya sólo me queda morir dignamente" .....y dió la orden al pelotón:
-"¡Viva la República!".
Jaht

Y me parece a mi

Yo sí me acuerdo

No hay maldad cuando se invoca a la justicia, como principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le pertenece. A este grito de reparación, de las víctimas del olvido, solo le asisten el derecho, la razón y la equidad. No hay afán de venganza, de revanchismo, ni siquiera petición de retorno de lo robado. Solo interés en restituir lo cierto; que se reconozca a quienes pagaron con sus vidas por ser contrarios a un golpe de estado y a una dictadura militar, que se alzó contra la voluntad democrática del pueblo español y su joven república.

Los que quieren reunir los cachitos de sus seres queridos porque consideran que es más digno tenerlos cerca que desparramados por fosas y cunetas, con la "peligrosa pretensión revolucionaria" de llevarles flores, deben ser tratados con respeto.
Quienes buscan curar las heridas del alma señalando a sus torturadores, serían tratados como héroes en cualquier país que entierre una dictadura; pero haberse resistido al opresor, en Hispania, sigue penalizando mientras se conceden medallas y cargos a los represores.
Denunciar el robo de bebés debería contar, de inmediato, con el apoyo, persecución y esclarecimiento de las autoridades, ya que es un acto criminal de gravísimas consecuencias. En nuestro caso, los poderes al margen de las instituciones públicas (poderes fácticos) siguen comandando.

Aquí, en España, tras 80 años del fin de la guerra, tras más de cuarenta de una pactada monarquía parlamentaria, los corderos prestos para el sacrificio son los mismos. Algo ha fallado cuando incluso gobiernos que se llaman de izquierdas han preferido alimentar la desmemoria y han colaborado en crear un agujero negro en la historia, alejando la verdad de las escuelas y amasando, junto a quienes reniegan de los "huesos del abuelito" un muro enorme con una pintada infame: Gloria al alzheimer.

Es muy meritorio el trabajo de Almudena y Robert en este documental; y es de agradecer el esfuerzo extra de quienes deberían haber contado desde el colegio con toda la información, sin tener que tirarse seis años buceando en algo que todos, en este país y fuera, deberíamos tener asumido ya, sin miedos, sin complejos, sin susurros ni oscurantismos. Las heridas horribles son las que cicatrizan mal. Y si usted señor, si usted señora, quieren borrar el pasado cuanto antes, por algo será; ¡dejen que los demás, pacíficamente, guarden memoria de la buena gente que nos precedió! Y recuerden que un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla.
Jaht
El silencio de otros, fue vista por 130  espectadores
La nota media, según puntuación de nuestros seguidores, fue: 9,40

5 comentarios:

  1. Excelente testimonio.
    Seguimos aletargados.

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  2. EN TU NOMBRE.

    Cuando el 18 de julio de 1936 se produjo el golpe de estado militar que condujo a España a un sangriento enfrentamiento civil, en Barruelo de Santullán, un pueblo minero de la montaña palentina, quedó estabilizado el frente de guerra. El casco urbano en manos de falangistas, guardias civiles y tropas franquistas, los frondosos bosques de hayas y robles que rodean a la localidad así como los altos de la sierra en poder de los milicianos que defendían la legalidad republicana. Durante los primeros días de guerra, gran número de mineros y otros trabajadores afiliados a los sindicatos obreros o fieles a la República huyeron a los montes con el propósito de unirse al Ejército del Norte. Sus madres, esposas e hijos quedaron en Barruelo a merced de los ocupantes. Muchas de esas mujeres fueron víctimas de la feroz represión que se desató en Barruelo en las semanas siguientes. Fueron sacadas de sus casas, rapadas por las “peluqueras” de Falange y obligadas a ingerir ricino para conseguir que se cagasen encima. En ese lamentable estado fueron “paseadas” por las calles y la plaza del pueblo entre los golpes, insultos y escupitajos de la chusma. Los representantes de la Iglesia Católica local alentaron el escarnio. Su gran culpa era la de ser madres y esposas de los evadidos.
    En la mañana del 4 de abril de 1937 al menos siete de ellas fueron forzadas a recoger las pocas pertenencias con las que podían cargar y abandonar sus domicilios seguidas por su prole. Los falangistas condujeron a esas mujeres hasta la línea del frente obligándolas a ascender ladera arriba hacia las trincheras defendidas por los milicianos. A las 15:30 h. de ese día alcanzaron las posiciones republicanas apostadas en el Collado Terena. Fueron acogidas por el Gobierno de la República en calidad de refugiados.
    Aunque la autoridad franquista trató de presentar estos hechos como un caso de “evasión”, se trató en realidad de una expulsión organizada. Expulsiones que se realizaban con un triple propósito: evitar posibles casos de espionaje y colaboración con el enemigo, dar un castigo que sirviese de escarmiento al resto de los habitantes del pueblo y sobre todo para que el Gobierno Republicano tuviese que hacerse cargo de su alojamiento y manutención, contribuyendo de esta manera a incrementar el problema que suponía mantener y dar cobijo a miles de refugiados. Además, se pasaba a disponer a su antojo de los bienes que pertenecían a los huidos y expulsados (bienes materiales, ganado o lugares donde poder alojar a la tropa).
    Una de esas mujeres que fueron ultrajadas y expulsadas de su casa y de su pueblo se llamaba Emiliana Ramos Ruiz, tenía 37 años, era natural de Barruelo y estaba casada. En su éxodo la acompañaban sus ocho hijos entre los 13 y los 4 años de edad. Acabada la batalla en el Norte, sin tener otro lugar al que dirigirse, regresó al pueblo, fue juzgada y encarcelada. Sus ocho hijos quedaron a la intemperie, sobreviviendo en la orfandad y el desamparo gracias a la caridad de algunos familiares y pobladores.
    Una vez liberada, Emiliana, mujer buena, alegre, luchadora y digna, tuvo que sacar adelante a toda su prole completamente sola y convivir durante 45 años con sus represores, algunos de ellos vecinos cercanos. Sus nietos y nietas, tuvo muchos, jamás escucharon salir de su boca una palabra de odio hacia las personas que la habían ofendido, maltratado y vilipendiado, no maldijo de nadie en voz alta, no alentó en aquellos críos el rencor ni avivó la llama de la revancha. Como mucho, cuando se cruzaba con alguno de aquellos “personajes” en plena calle se limitaba a cambiar de acera pronunciando un elocuente “vámonos para el otro lado niños, que por ahí vienen mis peluqueras”.
    Emiliana Ramos Ruiz falleció en 1985. Era mi abuela. En las páginas de este blog reivindico su nombre.

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    1. Gracias por ese testimonio, Gerardo. Gracias por compartirlo, por permitirnos hacerlo parte de nuestra memoria, y por hacer que a través de esa memoria, la de todos, impidamos que se olvide. Un abrazo, compañero.

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  3. Te honra ser nieto de una mujer valiente y puedes contar su historia con orgullo. Me gustaría saber si ese cariño y admiración calienta también a los nietos de "las peluqueras". Me da que no porque hace mucho frío ahí fuera.

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  4. Con orgullo, por supuesto y con cierta rabia. La intransigencia, la sinrazón, la burla y la crueldad aledañas a las batallas, merecen el más alto desprecio. Reflejan claramente el bajo nivel humano del contrincante.
    Qué valientes fueron aquellas mujeres. Qué orgullo de ella, qué buena mujer.

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