El largo viaje de la vida de Parthenope, desde su nacimiento en 1950
hasta hoy. Una epopeya femenina desprovista de heroísmo pero rebosante
de una pasión inexorable por la libertad, Nápoles y los rostros del
amor, todos esos amores verdaderos, inútiles e indecibles. El perfecto
verano de Capri, el desenfado de la juventud, que acaba en emboscada. Y
luego todos los demás: los napolitanos, hombres y mujeres, observados y
amados, desilusionados y vitales, sus olas de melancolía, sus ironías
trágicas y sus miradas abatidas. La vida, ordinaria o memorable, sabe
ser muy larga. El paso del tiempo ofrece un vasto repertorio de
emociones. Y ahí al fondo, tan cerca y tan lejos, está Nápoles, esa
ciudad inefable que hechiza, encanta, grita, ríe y siempre sabe cómo
hacerte daño.
¿Quién es quién?
Paolo Sorrentino (Nápoles-1970) es un director de cine, guionista, escritor italiano y ahora modista.
Su madre era ama de casa y su padre director de banco. Junto con sus hermanos Marco y Daniela, sufrió la repentina pérdida de sus padres cuando tenía 17 años a causa de una fuga de gas. A esa edad comienza a estudiar economía y comercio, pero a los 25 años abandonó esos estudios para dedicarse al cine.
Su última novela hasta la fecha es La juventud (Plataforma Novela, 2016), novela que inspiró al filme homónimo protagonizado por Michael Caine, Harvey Keitel y Rachel Weisz.
Sus películas muestran un estilo surrealista, barroco y existencialista que cuestiona el poder y la religión. Sorrentino rompe claramente las barreras del cine comercial para expresar arte de alta calidad con una sensibilidad estética que nos recuerda a Fellini.
Esta es su tercera cita con el Gallinero tras: Fue la mano de Dios y hace diez años La gran belleza, una obra para colgar en el museo del cine. Aunque tampoco hay que olvidar: El hombre de más (2001), Las consecuencias del amor (2004), El amigo de la familia (2006), Il divo (2008), Un lugar donde quedarse (2011)...
El prolífico e internacional Gary Leonard Oldman (Londres-1958), que ha trabajado incluso en el cine español, Bosque de sombras (Koldo Serra-2006), es actor, director de cine, guionista y productor.
Entre sus películas están JFK (1991), Amada Inmortal (1994), Drácula, de Bram Stoker (1992), Romeo Is Bleeding (1993), Léon (1994), El quinto elemento (1997), Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), Batman Begins (2005) Harry Potter y la Orden del Fénix (2007), The Dark Knight (2008), Tinker Tailor Soldier Spy, The Dark Knight Rises (2012), Darkest Hour (2017) y Mank (2020) que nos trajo al Cineclub.
Su interpretación de Sid Vicious en Sid and Nancy figura en la lista «Las 100 mejores interpretaciones de la historia del cine». Ha recibido, entre otros, tres BAFTAs un premio Saturno, un Globo de Oro y un Oscar a mejor actor por su papel de Winston Churchill en Darkest Hour.
Y no podemos más que felicitarnos por la primera aparición de una gran actriz italiana en nuestra granja cinematográfica; nada menos que Stefania Sandrelli (Viareggio-1946).
Se dio a conocer en la película Divorcio a la italiana (1961) de Pietro Germi, en la que, con sólo quince años, compartió protagonismo con Marcello Mastroianni. A partir de entonces su popularidad no hizo sino crecer, especialmente por su participación en las llamadas comedias a la italiana, aunque también ha interpretado papeles dramáticos. Ha trabajado con los más importantes directores italianos de su momento, como Pietro Germi, Bernardo Bertolucci, Ettore Scola, Mario Monicelli, Luciano Salce, Gabriele Muccino o Tinto Brass, y también ha participado en producciones españolas, dirigida por Bigas Luna. Entre otros importantes premios, recibió en 2005 el León de Oro a toda su carrera en el LXII Festival de Venecia.
Cerca de 120 películas jalonan su carrera, seguro que alguna os suena: Seducida y abandonada (1964), Yo la conocía bien (1965), Muchas cuerdas para un violín (1967), El conformista (1970), Una mujer y tres hombres (Nos habíamos amado tanto) (1974), Novecento (1976), La verdad sobre el caso Savolta (1979), la terraza (1980), La familia (1987); Jamón, jamón (1992), La cena (1998), La prima cosa bella (2010)...
Y me parece a mi
Mientras hay búsqueda hay aventura
No discuto que hay autores que tienen
ganados los afectos desde el punto de partida: desde los carteles
promocionales de su próximo estreno; las primeras reflexiones sobre su
última obra; el reconocimiento a sus fuentes de inspiración; la
sinceridad que esparcen, basada en su vida y recuerdos, y que tanto se
acerca a nuestras experiencias... Juegan con ventaja sobre otros porque
ya coinciden en demasiadas cosas con ciertos espectadores que nos
consideramos parte de su cuadrilla.
A Paolo Sorrentino hay que agradecerle, como a la mayoría de los grandes
artistas, ese desnudamiento total de los sentimientos que, por extraño
que parezca, no te hace más vulnerable; más bien todo lo contrario:
fuerte y querido.
Pues bien, partiendo de aquella sirena mitológica que fracasó en su
intento de seducir a Odiseo y acabó varada en una playa, el cineasta
napolitano compone una auténtica ópera de amor, hastío, muerte y
resignación a su ciudad, la capital más populosa del Sur de Italia:
Napoli, difícil e irresistible, lugar donde las fugas tienen un escaso
porcentaje de éxito.
Un paseo, placentero a veces, agitado en ocasiones, siempre emotivo, por
la Italia donde transcurren los años jóvenes (1970, 1990...) de una
bella e inteligente ninfa que enfrentaba a los mortales de la época con
sus inextricables contradicciones. Una mujer valiente que surfea con
gracilidad las olas del caos; incapaz, no obstante, de atrancar la
puerta por donde se acabará colando la deterioradora brisa de los años.
La luz salvaje de los veranos de Capri irá matizándose con los sedosos
tonos otoñales.
Sería un error imperdonable no hacer una mención especial a Celeste
Dalla Porta (Parthenope), la increíble primeriza, que es la columna
vertebral, pero también los ojos y la piel del proyecto. Porque cuando
hayamos olvidado parte de la película, su presencia nos seguirá
sobrevolando como un canto, un aroma o un mohín que a nosotros, más
flojetes que Ulises, sí nos ha hecho cautivos.
Y un recuerdo muy especial para Stefania Sandrelli, otra náyade inmortal.
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