miércoles, 26 de abril de 2006

Película 78 # Año 3


Hierro 3
Bin-jip (3-Iron) 

Miércoles 26/Jueves 27-Abril/2006
Sala Avenida/Jaraíz
21:30 Horas


DIRECTOR

Kim Ki-duk

GUIÓN: Kim Ki-duk

MÚSICA: Slvian

FOTOGRAFÍA:  Jang Seung-beck

REPARTO: Seung-yeon Lee, Hee Jae, Kwon Hyuk-ho, Joo Jin-mo, Choi Jeong-ho, Lee Joo-suk, Lee Mi-sook, Moon Sung-hyuk 

GÉNERO:   Romance. Drama | Drama romántico 

DURACIÓN: 95 Min.

PAÍS: Corea del Sur 



SINOPSIS

Tae-suk es un joven que ocupa temporalmente viviendas cuyos habitantes están ausentes. Nunca roba ni ocasiona daños en los hogares de sus involuntarios anfitriones. En realidad, es una especie de fantasma que duerme en camas ajenas, come algo de las neveras de esos extraños y retribuye su forzada hospitalidad haciendo la colada o arreglando alguna que otra avería doméstica. Sun-hwa, que en tiempos fue una hermosa modelo, se ha visto convertida en una sombra viviente por un marido que la maltrata, encerrándola en una casa ostentosa. El destino cruza los caminos de Tae-suk y Sun-hwa, aunque sus existencias están abocadas a no dejar huella en el mundo. Se conocen cuando Tae-suk entre en casa de Sun-hwa, y enseguida saben que son almas gemelas. Como si estuvieran unidos por vínculos invisibles, descubren que no pueden separarse y aceptan en silencio su nuevo y extraño destino.



¿Quién es quién?

Kim Ki-duk es uno de los más conocidos representantes de la vanguardia cinematográfica de su país. Proveniente de una familia de clase obrera y sin haber recibido formación técnica como cineasta, Kim comenzó su carrera como guionista y director a los treinta y tres años de edad. 

Nació el 20 de diciembre de 1960 en Bonghwa, en la provincia de Gyeongsang del Norte, en el seno de una familia rural. Trasladados a Seúl cuando tenía 9 años, se educó para trabajar en agricultura, pero abandonó su formación para trabajar como obrero fabril a los 17 años. Se alistó en la infantería de marina del ejército surcoreano a los 20 años, y prestó servicio como suboficial hasta los 25; a su baja, se dedicó a la pintura —una afición desde niño—, ganándose la vida como acólito en un templo budista. 

Según Kim, fue en París donde acudió por primera vez al cine; entre las primeras películas que vio se contaron El silencio de los corderos, de Jonathan Demme, y Los amantes del Pont Neuf, de Léos Carax, que le causaron ambas una gran impresión.
En 2000 rodó dos películas: la muy experimental Ficción verdadera rodada en apenas 200 minutos y montada en tiempo real, acerca de un artista callejero, su ex novia, y otros personajes que atraviesan la plaza en la que éste ofrece sus obras durante la hora larga que dura el film, y la obra con la que daría el salto a la fama crítica internacional: La isla una morosa narración de la relación entre un fugitivo de la ley y la propietaria de un centro de pesca, en la que los inquilinos habitan tiendas flotantes en el lago. La isla se hizo notoria entre otras cosas por la crudeza de algunas de sus escenas, que llevaron al desmayo de un crítico en su premiere en el Festival Internacional de Cine de Venecia. La presencia de una prostituta, una figura recurrente en la filmografía de Kim, atrajo la ira del público coreano, y la violencia de algunas de las escenas provocó reacciones de desagrado, pero la obra estableció firmemente a su autor como una presencia significativa, y se proyectó en una docena de festivales en todo el mundo. 

Domicilio desconocido abrió el festival de Venecia al año siguiente, y Mala gente una nueva incursión en el mundo de la prostitución forzada y la violencia como vínculo amoroso— fue su primer éxito de taquilla, entre otras razones gracias a la presencia de Jo Jae-hyeon en el papel principal. En el 2003 Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera atrajo nuevamente la atención general, sobre todo por la mayor accesibilidad de un film desprovisto por completo de violencia. Con el debut de Kim como intérprete en el papel de un anciano monje budista, su obsesión con la violencia, la crueldad y la futilidad cíclica de la vida se centra ahora en el comentario de las diversas pasiones que atraviesan la vida de una persona. Fue también la primera de sus películas en alcanzar distribución a gran escala fuera de los festivales, y fijó las bases para que las posteriores Samaria (que obtuvo el Oso de Plata al mejor director en Berlín en el 2004) y Hierro 3 (ganadora del premio equivalente en Venecia) entraran en el circuito comercial.


Y me parece a mi

 
La báscula inteligente donde se pesan los enamorados

Y ahora, tras ver Hierro 3, imaginad que el sueño es la realidad, en mi realidad soñada tampoco hay muchas palabras; y, por contra, que lo que creemos existencia, día a día, fuera el pésimo mundo de las pesadillas, que va a desaparecer en cuanto seamos capaces de abrir los ojos.
Si se pudieran invertir los mundos, el espiritual, generoso e ingrávido de Tae-suk tendría más seguidores que el del infeliz propietario, marido posesivo de Sun-hwa, que busca en el lujo y la violencia huir hacia adelante. Claramente, los principios altruistas cotizan en las bolsas empáticas bastante más que el egocentrismo, la ambición y la codicia. ¿Por qué entonces, al acabar la película, volvemos a ocupar nuestro puesto en la sociedad, todos con el objetivo de ascender, escalar aunque sea pisando cabezas, para huir de los idealismos que pudieran resultar contagiosos?

Kim Ki-duk, desarrolló la idea que empolló en su cabeza y en menos de tres meses tenía el proyecto enlatado y girando entre bobinas; obteniendo un resultado mágico, sorprendente e hipnotizador. Tanto que, con cuatro wons (moneda surcoreana), Bin-jip pasará a la historia del cine asiático, dejando claro una vez más que el arte utiliza raíles propios para desplazarse, y no es preciso que sean de oro o cualquier otro material precioso.

La invisibilidad, el silencio, la intangibilidad; son los líquidos amnióticos del amor y para hablar de sus funciones se necesita la intervención de la poesía, como herramienta imprescindible para materializarlo en una película. Ese es el gran mérito del realizador, ser capaz de reproducir algo tan difícil, manejar con tal sensibilidad conceptos tan delicados sin que se volatilicen en sus manos.

Los que se pierdan en la simbología, hallarán momentos y planos imaginativos e impagables, que podrán desgajar fácilmente para incorporarlos a esos flashes recurrentes, que los amantes del cine coleccionamos con avidez.
Jaht




Tal como éramos









Cacareos

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