sábado, 23 de enero de 2010

Película #199


Katyn
28 y 29 de Enero
Sala Avenida - Jaraíz
21:00 hrs


Director: Andrzej Wajda
Intérpretes: Artur ZmijewskiMaja Ostaszewska,
Andrezj Chyra
Título en VO: Katyn
País: Polonia
Año: 2007
Fecha de estreno: 09-10-2009
Duración: 118 min
Género: Drama histórico
Color o en B/N: Color
Guión: Andrzej WajdaWladyslaw PasikowskiPrzemyslaw Nowakowski
Fotografía: Pawel Edelman


Candidata al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Sinopsis argumental
      En lo más profundo del bosque de Katyn, los alemanes descubren fosas masivas de oficiales polacos que han sido asesinados por la NKVD (la policía secreta rusa). Estamos a finales de la Segunda Guerra Mundial, y las mujeres de los soldados muertos ignoran qué ha sido de sus parejas.



Gallinácea
      Film histórico en el que se recuerda la masacre de 22.000 oficiales polacos -uno de ellos el propio padre del director Wajda- a manos del Ejército Rojo soviético en 1940, mientras la URSS invadía Polonia por el este, al tiempo que los alemanes lo hacían por el oeste. En Katyn -nombre del bosque cercano a Kiev (Ucrania) donde por orden de Stalin fueron asesinados los militares polacos- se narran los últimos días de estos oficiales y de sus familias, la angustia ante el destino incierto y la tragedia de un crimen que Rusia sólo reconoció, en 1990, tras la caída del comunismo.

Katyn, la aniquilación de un ejército
      La masacre de Katyn, también conocida como la masacre del bosque de Katyn, fue la ejecución en masa de ciudadanos polacos (muchos de ellos oficiales del ejército, hechos prisioneros de guerra) por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. En principio la expresión se refiere a la masacre de los oficiales polacos confinados en el campo de prisioneros de guerra de Kozielsk en el bosque de Katyn, cerca del pueblo de Gnezdovo, a poca distancia de Smolensk, Unión Soviética. Más recientemente la frase se ha venido asociando a la muerte de aproximadamente entre 15.000 y 22.000 ciudadanos polacos durante la primavera de 1940 (3 de abril - 19 de mayo de 1940), prisioneros de guerra de los campos de Kozielsk, Starobielsk y Ostashkov y presos de las cárceles del oeste de Bielorrusia y Ucrania, asesinados por orden de Stalin en tres lugares de ejecución masiva (bosque de Katyn y las prisiones de Kalinin, Járkov y otras ciudades soviéticas). Sólo 395 prisioneros (o 448 s.f.) fueron amnisitiados y se salvaron de la matanza, cuando en 1941 Hitler invadió la Unión Soviética.
      En septiembre de 1939, basándose en los acuerdos del Pacto Ribbentrop-Molotov, Alemania y la URSS se repartieron los despojos de Polonia, haciendo prisioneros a unos 260.000 soldados, oficiales y oficiales de policía, entre los que había funcionarios, una docena de generales y capellanes militares de distintas confesiones. El exterminio se realizó a propuesta de Lavrenti Beria (jefe del NKVD), en carta dirigida a Stalin, fechada el 5 de marzo de 1940, y clasificada como ultrasecreta. El escrito ordena al NKVD (Comisariado del pueblo para asuntos internos) que juzgue en tribunales especiales, sin comparecencia de los detenidos y sin acta de acusación, mediante la mera producción de certificados de culpabilidad y que "se les aplique el castigo supremo: la pena de muerte por fusilamiento", algo bastante parecido a lo que ocurría por esas fechas en las cárceles y cuarteles de la España franquista.
Uno a uno
      De acuerdo con la información detallada acerca de las ejecuciones en la prisión del NKVD de Kalinin ofrecida por Dimitrii S. Tokarev (anterior jefe de la Junta del Distrito), los fusilamientos empezaban por la tarde y terminaban al amanecer. El primer transporte, el 4 de abril de 1940, trajo 390 personas, y los verdugos se encontraron con un trabajo duro por tener que matar a tantas personas en una sola noche. Los siguientes transportes no llevaron más de 250 personas. Las ejecuciones fueron realizadas con pistolas tipo Walther de fabricación alemana y suministradas por Moscú.
      Las ejecuciones fueron metódicas. Después de revisar la información personal del condenado, éste era esposado y llevado a una celda aislada. Los sonidos de las ejecuciones eran enmascarados con máquinas ruidosas (tal vez ventiladores) durante la noche. Tras ser metido en la celda, la víctima era inmediatamente disparada en la nuca. Su cuerpo era sacado por la puerta de enfrente y depositado en uno de los cinco o seis vagones que esperaban, de donde era cogido el siguiente condenado. El procedimiento se desarrollaba cada noche, excepto en la fiesta del 1 de mayo.
      En el bosque de Katyn fueron ejecutados 4143 oficiales polacos, a razón de una centena por día. Los prisioneros, con sus manos atadas a la espalda, eran conducidos a las fosas y disparados en la nuca. Los cuerpos eran sistemáticamente apilados en fosas, alguna con hasta 5 capas de unos 500 cadáveres por capa.
Ni pío
      Al principio el régimen soviético permaneció mudo ante el aparentemente esfumado ejército polaco. Tres fueron los campos de ejecución, pero sólo en Katyn, donde se asesinó al aire libre al pie de las fosas, quedaron evidencias suficientes de la matanza. Aunque probablemente nunca se hubieran hallado las fosas que ocultaban el crimen en masa, de no ser por un hecho fortuito que rebelaría uno de los crímenes de guerra más sonados del siglo XX. A comienzos de 1943, un oficial alemán rastreaba una jauría de lobos que azotaba la zona del bosque de Katyn, por aquel entonces en manos alemanas después de la batalla de Smolensk, y por lo tanto revisada y asegurada. En su búsqueda tropezó con lo que un médico confirmó que se trataba de huesos humanos. Se encontraron más huesos, correspondientes a varios cadáveres, lo que obligó a extender la búsqueda; hallaron enormes fosas con miles de cadáveres apilados, todos con uniformes polacos, con insignias y medallas, pero sin anillos ni relojes. A pesar del cuidado que tuvo la policía para evitar dejar rastros y testigos (habían cerrado el camino y se prohibió transitar por las inmediaciones), muchos de los cuerpos fueron enterrados sin quitarles sus pertenencias, posiblemente debido a la premura con que se efectuaban las ejecuciones.
      El descubrimiento de las fosas masivas precipitó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre la Unión Soviética y el gobierno polaco en el exilio en Londres. La masacre fue empleada con fines propagandisticos por Goebbels, permitiéndole neutralizar las noticias que empezaban a llegar sobre los campos de exterminio, mientras que Stalin culpaba al régimen nazi de la autoría. Si bien los alemanes negaron conocer sobre esta masacre hasta 1943, un informe británico de la Oficina de Relaciones Exteriores de la post-guerra llega a sugerir que la masacre fue realizada por sugerencia o bajo complicidad alemana. Después de que un equipo internacional concluyera las autopsias, el Primer Ministro polaco, Sikorski, manifestó a Churchill que las evidencias encontradas sindicaban, irrefutablemente, a los aliados soviéticos, a lo que éste contestó que mejor era olvidar el asunto, en vista de que nada devolvería la vida a los oficiales asesinados. El gobierno soviético acusó de mentirosos a los polacos exiliados, con el visto bueno de Londres, y la autoría se convirtió en una cuestión de bando: reconocer Katyn como crimen soviético era signo de colaboración con el nazismo, y tanto Roosevelt como Churchill se sumaron al negacionismo de sumisión para complacer a su aliado. Algo parecido ocurría con Auschwitz en aquellas fechas en España.
      Por coincidencia, Sikorski murió en un accidente de aviación en Gibraltar, desapareciendo el hombre que incansablemente se esforzaba por conseguir que se abriera una investigación y se castigara a los culpables.
      Cuando la URSS recuperó los territorios ocupados, se volvieron a exhumar los cadáveres y se emitieron falsos informes "probatorios de los verdaderos autores de la masacre". Para entonces, como se supo más tarde, no había un político británico que creyera remotamente en la culpabilidad alemana, aunque públicamente manifestaran lo contrario. En los juicios de Nüremberg se intentó, bajo presión soviética y la indiferencia cómplice británica, investigar y acusar a los "culpables" alemanes del crimen en masa de Katyn; el informe soviético sobre Katyn fue aceptado como prueba auténtica e indiscutible, y a falta de pruebas incriminatorias personales, la causa fue sobreseída.
      Durante la existencia del Pueblo de Polonia, la verdad sobre el crimen de Katyn se mantuvo falsificada, el tema prohibido y las voces disidentes perseguidas y severamente castigadas. La documentación probatoria, con la carta de Beria incluida, fue guardada celosamente en los archivos del PCUS.
      La Unión Soviética negó las acusaciones hasta 1990; Gorbachov eludió todas las peticiones para la publicación de la carta, incluidas la del general Jaruzelski, pero no pudo impedir que la perestroika lanzada por él mismo terminara haciendo luz sobre la matanza y su encubrimiento. En 1988, finalmente, Moscú admitió la responsabilidad de su policía de Estado en el crimen, aunque la presentación de las disculpas no se produjo hasta octubre de 1990. El día en que Gorbachov cedió el poder a Borís Yeltsin, le entregó personalmente la carpeta que contenía la carta de Beria a Stalin, con una indicación: "Temo que puedan surgir complicaciones internacionales. Pero eres tú quien tiene que decidir". En 1992, Yeltsin entregó la documentación al tribunal supremo de la Federación Rusa para que la adjuntara al proceso contra el PCUS como organización criminal, así como al presidente polaco Lech Walesa.
      Aunque se conocen los nombres de los ejecutores y los responsables, los móviles del crimen y los documentos probatorios, nadie ha sido acusado y ni siquiera interrogado en Rusia acerca del asunto Katyn, que sigue influyendo actualmente en las relaciones entre Polonia y Rusia.


El gallo pía
      Figura mayor del cine mundial y de Europa del este tras la Segunda Guerra Mundial, la reputación de Wajda se basa en su carácter de cronista sensible y comprometido de la evolución política y social de su país. Considerado en su momento el símbolo de un país ocupado, Wajda es conocido por su capacidad para dibujar la historia de Polonia con sensibilidad trágica, realizando una obra artesanal que conmueve al tiempo que informa.
      Hijo de un oficial de caballería polaco que fue asesinado en la matanza de Katyn, Wajda combatió en la resistencia polaca frente a los nazis cuando todavía era un adolescente.
Su filmografía es enorme y soberbia, con 40 películas desde su primer trabajo (Pokolenie, 1954), entre las que se encuentran obras maestras como Kanal (1956), Cenizas y diamantes (Popiół i diament, 1958) o El hombre de hierro (Człowiek z żelaza, 1981) que ganó la prestigiosa Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes.
      Wajda fue galardonado en 2000 un premio honorífico de la AMPAS y un Óscar Honorífico por sus numerosas contribuciones al mundo del cine, y en 2006 recibió un Oso de Oro honorífico por toda su carrera en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
      A sus 83 años acaba de rodar un nuevo largometraje, Tatarak.
"Yo quería relatar una historia sobre algo que experimenté, sobre mi padre y mi madre. Todo ocurrió en una época que recuerdo aún: tenía 13 años cuando comenzó la guerra."
"Es una película sobre una familia separada para siempre, sobre los sufrimientos individuales. Sus personajes no son los oficiales asesinados, sino las mujeres que esperan su regreso todos los días, sufriendo una incertidumbre inhumana."
"Nunca pensé que viviría para ver la caída de la URSS, o que la libertad de Polonia me daría la oportunidad de retratar en la pantalla el crimen y la mentira de Katyn."
Andrzej Wajda

Estilos de canto
"Con ambientación de lujo y precisión dramática Katyn posee fuerza expresiva, pero también tienes la sensación de que ya la has visto en el cine demasiadas veces."
Carlos Boyero - El País

"Katyn ejerce a la perfección su doble papel de denuncia y de recordatorio de la barbarie. Sin embargo, en el retrato de personajes Wajda nunca alcanza a componer un dibujo coral que resulte vivo."
Javier Ocaña - El País

"Tiene un aspecto visual verde cobrizo que recuerda irónicamente al de los innumerables films soviéticos de exaltación de sus hazañas bélicas: pero el tono de Wajda es menos épico que elegíaco."
Antonio Weinrichter - ABC

Y me parece a mí:

Buen oficio el que demuestra Wajda es esta película en la que la sombra de su padre muerto, en el acto genocida del bosque de Katyn, sobrevuela constantemente el guión, compartido, del propio Andrzej.
La invasión de Polonia en 1939 por los ejércitos alemán y soviético fue un triste episodio más de la 2ª Guerra Mundial. Como consecuencia de dicha invasión, los campos de prisioneros soviéticos contuvieron durante meses a un altísimo número de oficiales y funcionarios polacos. Ordenes del Estado Mayor soviético, como admitió el propio gobierno en 1990, activaron las ejecuciones masivas entre el 3 de abril y el 19 de mayo de 1940 (alrededor de 22.000 prisioneros de guerra).
Una vez más el cine como herramienta de denuncia y como álbum de los horrores; como muestrario de inhumanas maldades y como profeta que grita en el desierto. ¿Cuántas veces más hemos de presenciar la iniquidad, para convencernos de que las guerras no sólo no solucionan nada sino que son el caldo de cultivo propicio para que los peores instintos del hombre se desarrollen?
Alguien dijo que la primera victima de la guerra es la verdad. Tienen que pasar muchos años, (en este caso 50) para admitir culpas y concluir que los responsables ya han muerto; como si los "responsables" no fuéramos todos por seguir alimentando conflictos armados y ejércitos. La Paz, en la segunda guerra mundial, costó 60 millones de muertos. La Paz, a cierto precio, no merece ese nombre.
Jaht

La nota media de Katyn, según puntuación de nuestros seguidores fue: 8,70



En corral ajeno

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