La Odisea de los Giles
Jueves 16 de Enero/2020
Sala Avenida/Jaraíz
20:30 Horas
DIRECTOR
Sebastián Borensztein
GUIÓN: Sebastián Borensztein, Eduardo Sacheri (Novela: Eduardo Sacheri)
MÚSICA: Federico Jusid
FOTOGRAFÍA: Rodrigo Pulpeiro
REPARTO: Ricardo Darín, Luis Brandoni, Chino Darín, Verónica Llinás, Daniel Aráoz, Carlos Belloso, Rita Cortese, Andrés Parra, Marco Antonio Caponi, Ailín Zaninovich
GÉNERO: Comedia. Drama | Comedia dramática. Comedia negra. Robos & Atracos
DURACIÓN: 116 Min. PAÍS: Argentina
SINOPSIS
Provincia de Buenos Aires, fines del 2001. Un grupo de amigos y vecinos
pierde el dinero que había logrado reunir para reflotar una vieja
cooperativa agrícola. Al poco tiempo, descubren que sus ahorros se
perdieron por una estafa realizada por un inescrupuloso abogado y un
gerente de banco que contaban con información de lo que se iba a
desencadenar en el país. Al enterarse de lo sucedido, este grupo de
vecinos decide organizarse y armar un minucioso plan con el objetivo de
recuperar lo que les pertenece.
¿Quién es quién?
Sebastián Borensztein (Buenos Aires-1963) es un guionista y director de cine que comenzó trabajando para la televisión argentina y que tras su paso al celuloide ha estrenado, además de la obra que hoy nos ocupa: La suerte está echada (2005), Sin memoria (2010), Un cuento chino (2011), Capitán Kóblic (2016). Es debutante en nuestro cineclub.
El que no lo es, en absoluto, es el protagonista de sus tres últimas películas: Ricardo Alberto Darín (Buenos Aires, 16 de enero de 1957) Por lo tanto hoy celebra con nosotros su sesenta y tres cumpleaños. Darín, es posiblemente el actor que más veces, y con más éxito en taquilla, ha pasado por El Gallinero. ¡Atentos!: El mismo amor, la misma lluvia (Campanella-1999), Nueve reinas (Bielinsky-2000), El hijo de la novia (Campanella-2001), Kamchatka (Marcelo Pyñeiro-2002), La educación de las hadas (José Luis Cuerda-2006), Elefante blanco (Pablo Trapero-2012), Una pistola en cada mano (Cesc Gay-2012) y Truman (Cesc Gay-2015)
Y me parece a mi
¡Quién dijo miedo!
No queda más remedio que simpatizar con
este grupo de pardillos, robados descaradamente con artimañas y mala fe,
con la excusa de fondo del corralito argentino, que tuvo lugar durante
un año a partir de finales del 2001. Los españoles, que no les vamos a
la zaga a los argentinos en cuanto a sinvergüenzas corruptos y banqueros
poco fiables, podemos vernos reflejados, como en un espejo, en este
puñado de inocentes ilusos. Los ladrones de guante blanco engañan con
una facilidad pasmosa, generalmente sin consecuencias, como si el hecho
de ser un ingenuo, fuera el verdadero delito. Los gobiernos, tanto el
suyo como el nuestro, silban y miran para otro lado mientras los buitres
hacen acopio con nuestras miserias y nuestra honradez.
Cuando no existe justicia, se pone a los estafados en la tesitura de planificar, por libre, el ajuste de cuentas. Si, como en este caso, la reparación se intenta en equipo, las garantías de éxito crecen de forma exponencial. Ya que no se puede contar con la defensa de las instituciones, que tienden a desarropar a la víctima para forrar (nunca mejor dicho), al timador; hay que organizarse, como nuestros amigos cooperativistas y recuperar técnicas de las viejas luchas obreras, anarquistas o de trincheras, hasta el objetivo final: la victoria.
Y aquí estamos, unos en la butaca del cine, otros en el sofá de casa, apretando para ayudar; convencidos de que si ganan ellos, estamos triunfando también nosotros.
Sí, yo me sumo, soy un gil, pero que sepan las garrapatas del sistema que el mejor insecticida, contra el mentiroso y el prepotente, es la unión de los abusados y contra ella nada podrán.
Cuando no existe justicia, se pone a los estafados en la tesitura de planificar, por libre, el ajuste de cuentas. Si, como en este caso, la reparación se intenta en equipo, las garantías de éxito crecen de forma exponencial. Ya que no se puede contar con la defensa de las instituciones, que tienden a desarropar a la víctima para forrar (nunca mejor dicho), al timador; hay que organizarse, como nuestros amigos cooperativistas y recuperar técnicas de las viejas luchas obreras, anarquistas o de trincheras, hasta el objetivo final: la victoria.
Y aquí estamos, unos en la butaca del cine, otros en el sofá de casa, apretando para ayudar; convencidos de que si ganan ellos, estamos triunfando también nosotros.
Sí, yo me sumo, soy un gil, pero que sepan las garrapatas del sistema que el mejor insecticida, contra el mentiroso y el prepotente, es la unión de los abusados y contra ella nada podrán.
Jaht
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Quien roba a un ladrón... que dice el refrán.
ResponderEliminarPues sí, en algún momento habría que decir “basta”, como estos “giles”, a los que, sin escrúpulos, roban el dinero y la ilusión. Este grupo de curritos y paletos más torpes que habilidosos se unen, no para robar (porque no son “choros”) sino para recuperar lo que es suyo, el dinero que el gerente del banco y el abogado Manzi les han usurpado el día anterior al “corralito. El periplo de estos perdedores, narrado con un montaje frenético, es divertido y gratificante, porque a quien no le gustaría formar parte de ese grupo de valientes. Y que la odisea tuviera un final feliz, como aquí.
El actor Daniel Aráoz, uno de los giles, me ha llevado a “El hombre de al lado” estupenda comedia negra de Mariano Cohn y Gastón Duprat, en la que Aráoz interpreta magistralmente al “vecino”, aquel que pretende abrir una ventana a la aséptica y helada intimidad de los vecinos de la casa de alto diseño que linda con la suya, dando lugar a una rica ficción psicológica sobre personalidades antagónicas, con muchos matices y posibles lecturas.