Almas en Pena de Inisherin
(The Banshees of Inisherin)
Jueves 13 de Abril/2023
Sala Avenida/Jaraíz
21:00 Horas
GÉNERO: Drama | Amistad. Comedia negra. Años 20
SINOPSIS
Ambientada en una isla remota frente a la costa oeste de Irlanda en 1923, narra la historia de dos amigos de toda la vida, Pádraic y Colm, quienes se encuentran en un callejón sin salida cuando Colm pone fin a su amistad de un modo abrupto. Un Pádraic atónito, con la única comprensión de su hermana Siobhán y del simple Dominic, se esfuerza por reconstruir la relación, negándose a aceptar las negativas de su amigo de siempre. Cuando Colm le plantea a Pádraic un ultimátum desesperado, los acontecimientos se precipitan y provocan consecuencias traumáticas.
¿Quién es quién?
Martin Faranan McDonagh (Camberwell, Londres-1970) es un director de cine y dramaturgo anglo-irlandés. Fue conocido en sus inicios por la gran brutalidad y estilo cinematográfico de algunas de sus piezas teatrales. Se considera que cultiva una vertiente extrema del teatro de la crueldad, conocida como In-yer-face, que destaca el aspecto violento y grotesco de las obras para captar la atención del espectador.
Nacido en Inglaterra de padres irlandeses, Martin McDonagh se vio obligado a dejar sus estudios y a buscarse la vida desde los 16 años, cuando sus progenitores regresaron a Irlanda y le dejaron en Londres junto con su hermano mayor (el guionista John McDonagh). Subsistió a base de ayudas sociales y de pequeños trabajos, mientras soñaba con dedicarse a la literatura y escribía obras para la radio y la televisión que no eran aceptadas. En 1994-95, empieza a crear las obras de teatro que le llevarían a la fama.
En el 2005 hizo su primera incursión en el cine con el cortometraje Six Shooter. Trata de un hombre que viaja en tren a su casa unas horas después de la muerte de su esposa, y que se encuentra en el vagón con un joven extraño que resulta ser un psicópata. El filme obtuvo el Oscar al mejor cortometraje en 2006.
Su primer largometraje, estrenado en El Gallinero: In Bruges (Escondidos en Brujas), abrió el Festival de Sundance en enero de 2009, ganó el premio BAFTA al mejor guion, fue nominado al Oscar en la misma categoría y Colin Farrell se llevó el Globo de Oro al mejor actor de comedia. Está protagonizado por Colin Farrell, Brendan Gleeson y Ralph Fiennes. Más tarde volvió a trabajar con Colin Farrell en la película Seven Psychopaths estrenada en 2012, con Woody Harrelson, Sam Rockwell y Christopher Walken.
En 2017 McDonagh escribió y dirigió la película dramática Three Billboards Outside Ebbing (Tres anuncios en las afueras) Missouri, protagonizada por Frances McDormand, Woody Harrelson y Sam Rockwell, que se estrenó en el Festival de Cine de Venecia el 4 de septiembre y ganó el premio People's Choice Award en el Festival Internacional de Cine de Toronto el 17 de septiembre de 2017. Three Billboards ganó cuatro premios en los Globos de Oro de 2017, incluido el de Mejor guion para McDonagh. McDonagh recibió también nominaciones al Premio de la Academia a Mejor Película y Mejor Guion Original por la película.
Repite la pareja (asesinos con escrúpulos) de Escondidos en Brujas:
Colin James Farrell (Castleknock, Irlanda-1976) un actor irlandés ganador del Globo de Oro. Ha trabajado en películas como Tigerland (2000), Minority Report (2002), Daredevil (2003), Phone Booth (2003), S.W.A.T. (2003), The Recruit (2003), Alejandro Magno (2004), Miami Vice (2006), In Bruges (2008), Total Recall (2012) y The Batman (2022). Y nuestros "gallineristas" le recordarán también por dos inolvidables films del griego Yorgos Lanthimos: Langosta (2016) y El sacrificio de un ciervo sagrado (2018).
Brendan Gleeson (Dublín-1955) es un actor irlandés que ha trabajado en películas como Braveheart, The General, Gangs of New York, Troya, In Bruges y la saga de Harry Potter. Nosotros, además de Escondidos en Brujas le tuvimos en El Irlandés, obra del hermano de Martin.
Como lágrimas en la lluvia
Aprovechando este paréntesis de la Semana Santa que invita a la reflexión, sobre todo a los que no somos creyentes, me ha dado por imaginar, otra vez, un pueblo sin cine. Claramente la comarca no ganaría nada sin esta actividad social y cultural, que sufragamos a medias entre la calderilla de nuestros bolsillos y los impuestos que ya hemos adelantado para tener unos servicios que se parezcan un poco a los que disfrutan en las capitales. A muchos inconscientes no les importaría el cierre, porque no saben que las aldeas empiezan a morir, cada vez que una actividad, por pequeña que sea, se volatiliza y se convierte en recuerdo. Ya vivimos años de sequía cinematográfica que no nos gustaría repetir, por esa razón abrimos este pozo hace más de dos décadas. Y no, ahora mismo no estamos ante un peligro inminente, aunque la salud de El Gallinero siempre fue frágil, pero lo estaremos si creemos que en caso de necesidad alguien acudirá a salvarnos. Solo contamos con nosotros mismos y nos conviene estar agrupados. Vienen días en que el buen tiempo invita a saltarse las sesiones de cine, y os conmino, ¡oh hermanos, en Billy Wilder Nuestro Señor!, a que no caigáis en la tentación de huir de la Sala Avenida, cual diablo de la Cruz. No sea que en un abrir y cerrar de ojos tengamos que hacer valoración de lo que ya no tenemos y nuestra aventura de 652 películas termine como la de quienes habitaban Anarene en La última película (Peter Bogdanovich-1971) o el Cinema Paradiso ardiendo de Giancaldo (Giuseppe Tornatore-1988).
Recordad, estamos solos, ellos siguen pensando que somos, en la España que quieren vaciar, ciudadanos de 2ª categoría. Mientras no consigamos hacerles pensar lo contrario (tengo en casa un garrote para derribar vacas), ellos (la parte macro-económica del poder) se encontrarán muy cómodos manteniéndonos en el olvido, cerrándonos escuelas, bibliotecas, centros de salud, tiendas, bares, sucursales, cajeros, centros juveniles...; todo aquello que nos aleja del fatal individualismo y que en su verborrea eufemística y tramposa se traduce en términos como: positivizar recursos, privatizar gestiones, dar paso a las nuevas tecnologías (que nos controlan más y mejor), optimizar tu tiempo libre (te traen a casa la compra para que puedas socializar, e informarte, en el facebook), favorecer nuevas técnicas de marketing comercial y social..., y kilómetros de vacías retahílas y empingorotadas milongas. ¿No os parece que cuando alguien se empeña tanto en encontrar palabras bonitas que oculten una fea realidad lo hace para conseguir objetivos inconfesables?
Los poderes públicos deberían estar para fomentar las relaciones humanas y todo aquello que las mejora y favorece. No me vale la salmodia: "es que va poca gente" o "no hay dinero para esas cosas"; hay que trabajar para promocionar lo cultural y de todos (1º de democracia) y, a poco que se reparta, sobran euros, sobre todo si los colocamos en las partidas que interesan: sanidad, educación, cuidados, vivienda, cultura...; y los alejamos de las inversiones bursátiles y de guerra. No estamos aquí para tapar los agujeros de las grandes empresa y los bancos (que casualmente, ¡oh paradoja!, se autodenominan liberales) y que se sacan una crisis del sombrero cuando les viene en gana. Ni tampoco para coleccionar inútiles submarinos nucleares, cazas supersónicos o tanques capaces de "oruguear" por los techos.
Hemos venido a vivir, a disfrutar y a ver cine, si es posible bueno, y si es en El Gallinero, mejor.
Jaht
No hay comentarios:
Publicar un comentario