domingo, 13 de marzo de 2022

Película 593 # Año XIX


 La Caja de Pandora 

(Die Büchse der Pandora)

Miércoles 16 de Marzo/2022

Sala Avenida/Jaraíz

20:40 Horas

[ A partir de las 20:00 Horas, la autora de "Escondidas en el cine" (Rosi Legido) hará una presentación de su libro y charlaremos con ella]

 

DIRECTOR

Georg Wilhelm Pabst

GUION:  Ladislaus Vajda. Teatro: Frank Wedeking

MÚSICA: Peer Raben (Película muda)

FOTOGRAFÍA: Günther Krampf (B&W)

REPARTO:  Louise Brooks, Fritz Kortner, Alice Roberts, Carl Goetz, Gustav Diessl, Francis Lederer, Krafft-Raschig, Siegfried Arno 

GÉNERO: Drama. Romance | Melodrama. Expresionismo alemán. Crimen. Siglo XIX. Película de culto. Cine mudo

DURACIÓN: 133 Min.

PAÍS: Alemania

  


SINOPSIS

Lulú (Louise Brooks) es mujer ambiciosa y sin moral que usa a los hombres a su voluntad. Desinhibida y atractiva, el aprovechamiento de sus encantos conllevará también sus peligros. Obra mayor del expresionismo que encumbró a Louise Brooks, una joya del cine mudo que adaptó magistralmente la obra teatral "Lulu" de Wedeking. 

 

¿Quién es quién?

 Georg Wilhelm Pabst (Raudnitz, Bohemia, hoy República Checa 1885-Viena 1967), fue un director de cine austríaco, que trabajó en Alemania y luego en el extranjero (Francia, EE.  UU.). 

Es una de las figuras más importantes del primer cine alemán; un leve expresionismo estuvo presente en su obra pese a su marcado realismo, que era efecto de su experiencia teatral, de sus ideas y de la llamada "nueva objetividad". Pabst obtuvo el primer éxito cinematográfico en 1925 al dirigir a Greta Garbo en el filme con el que se dio a conocer, Bajo la máscara del placer (Die Freudlose Gasse). El nuevo realismo suyo apareció con este brillante contraste entre vidas de lujo y miseria en una Viena inflacionista tras la guerra, incluyendo un toque sexual que en el que luego ahondaría. Este melodrama social fue prohibido en Inglaterra, y circuló con mutilaciones y otras censuras por Italia, Francia, Austria o la Unión Soviética (que convirtió al oficial americano en un doctor). ​

En 1928 inició tres películas importantes en un famoso ciclo femenino. Por el mal camino o Crisis (1928), se centra en una mujer ociosa de la burguesía que, hastiada de su vida matrimonial, se lanza al libertinaje. Luego rodó una impresionante La caja de Pandora (1929), que se basaba en la biografía de la Lulú de Frank Wedekind (personaje que funde sus piezas Der Erdgeist, Die Büchste der Pandora); fue protagonizada por una extraordinaria y turbadora Louise Brooks, que llevaba al máximo el pansexualismo de esa mujer, que ha de huir de Alemania y será finalmente víctima en Londres de Jack el Destripador. 

Además, en este mismo año, rodó Tagebuch einer Verlorenen, traducida como Tres páginas de un diario; era una versión del Diario de una perdida de Margarette Bohne (como indica literalmente su título alemán); trabajaba en ella de nuevo la gran actriz de origen norteamericano Louise Brooks, atractiva y desagarrada, que saltó de la comedia musical a los primeros puestos dramáticos; esta vez narraba el hundimiento hasta el burdel de la hija de un farmacéutico, que se había visto seducida. Estos tres filmes se conocen como la "trilogía erótica" de Pabst.

Destaca, en los inicios, de la nueva etapa sonora La ópera de los tres centavos, film musical basado en la obra homónima de Bertolt Brecht. La película fue prohibida por la Alemania nazi, y sólo se levantó la prohibición en los años 50.

Pabst hizo una importante versión coral de Don Quijote (1933), deudora de la estética flamenca. 

En 1948, Pabst obtuvo el Premio de la Bienal de Venecia con su film austríaco Der Prozess, adaptación de la novela de Franz Kafka, El proceso, y rodó La voz del silencio, en Italia, en 1953.  


Y me parece a mi

La mujer que no nació para víctima, pero...

23 años tenía la actriz norteamericana Louise Brooks cuando se puso a las órdenes de Pabst para meterse de lleno en la piel de Lulú. La transformación fue prodigiosa, aunque conocidos con posteridad ciertos aspectos trágicos en la vida de la bailarina de Kansas, lo cierto es que la joven que a finales del siglo XIX (en la ficción) abrió, una vez más, la caja que contiene todos los males y un solo bien, se parecía bastante a su intérprete.

Franz Wedeking (1864-1918) había creado para el teatro este personaje de mujer seductora que arrastrará involuntariamente al abismo a quienes se involucren en su vida. Porque la heroína del dramaturgo alemán era un proyecto de mujer futurible, administradora de su propio sexo; para nada una pecadora, un objeto, o un producto circunstancial, sino un ser libre deseoso y deseable.

El guion adaptado de Ladislaus Vajda (sí, el padre del director de Mi tío Jacinto y El cebo), retuerce algo más el asunto e incorpora algunas mínimas adherencias socio-religiosas, como la expiación por medio del sacrificio o la fatalidad y la pobreza relacionadas con la vida desordenada.
Si bien, como espectador, percibo una acusación, velada para la época, de la condición vampírica de Lulú; lo cierto es que acaban ganándome su actitud desprejuiciada y su entrega afectuosa, aunque irreflexiva, con cuantos conoce.

La puesta en escena de G. W. Pabst es apabullante, y cuesta imaginar cómo se las apañarían, hace casi cien años, para componer ciertos planos y movimientos como los del teatro de variedades.
El hecho de que la película sea muda, ayuda a la intromisión en la historia que se nos propone; y los vaivenes vitales de los protagonistas terminamos por sentirlos muy próximos.
Remarcar, entre las muchas innovaciones que aportó la obra a los 
ciudadanos pacatos de la época, la aparición de los, hasta entonces invisibles, amores lésbicos; aunque tratados, de manera precautoria, con gran sutileza.
 
spoiler:
El convulso viaje de la encantadora criatura, cerrando un círculo que tiene que ver más con el destino de quienes viven fuera de su tiempo que con lecciones moralizantes, acabará en el neblinoso Londres de Jack the Ripper. Tan oscuro período y tan amarga conclusión, nos llevan a imaginar que esta vez ni siquiera ha quedado en el arca, abierto por la curiosidad, el único beneficio que permaneció cuando fue la mujer de Epimeteo la que lo destapó. No, la esperanza también se esfumó.
 Jaht 




 

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