miércoles, 23 de noviembre de 2005

Película 56 # Año 3

 Eleni

(To Livadi pou dakryzei)

Miércoles 23/Jueves 24-Noviembre 2005

Sala Avenida / Jaraíz

21:00 Horas 


DIRECTOR

Theo Angelopoulos

GUIÓN: Theodoros Angelopoulos
 
MÚSICA: Eleni Karaindrou
 
FOTOGRAFÍA: Andreas Sinanos
 
REPARTO: Alexandra Aidini, Nikos Poursanidis, Giorgos Armenis, Vasilis Kolovos, Eva Kotamanidou, Mihalis Giannatos, Thalia Argyriou, Aliki Kamineli, Grigoris Evangelatos, Alex Moukanos, Toula Stathopoulou, Dimitris Kolovos 
 
GÉNERO: Drama
 
DURACIÓN: 170 Min.
 
PAÍS: Grecia  
 
 


SINOPSIS

1921. Tras la entrada del Ejército Rojo en Odessa, los refugiados griegos vuelven a su país. Comienza entonces la historia de amor entre Alexis y Eleni, que se criaron juntos. Pero el padre de Alexis, que se siente muy solo tras la muerte de su mujer, desaprueba ese amor porque él querría casarse con Eleni. Por esta razón, los dos jóvenes abandonan el pueblo para ir a Salónica, aunque acabarán vagando por toda Grecia sin rumbo fijo. Primera parte de la trilogía que Angelopoulos dedicó a la historia de Grecia en el siglo XX.

 


¿Quién es quién?

Thódoros Angelópoulos (Atenas; 27 de abril de 1935) más conocido en el extranjero como Theo Angelopoulos, director de cine y guionista griego. 

 
El primer largometraje de Angelopoulos es Reconstrucción, de 1970. Premiada en los festivales de Salónica y Hyères, está basada en un hecho real: reconstruye un crimen perpetrado por una esposa y su amante. A esta le sigue, dos años más tarde, Días de 36, película política cuya historia transcurre poco antes de la instauración del régimen dictactorial de Ioannis Metaxás, que dio comienzo al fascismo griego. Rodada en plena dictadura de los coroneles, Angelopoulos traza en ella un paralelo —de manera implícita, indirecta, para escapar la censura— entre ambos regímenes, y muestra un gobierno débil, corrupto e incompetente, que tiene que recurrir al asesinato para solucionar la crisis desatada después que un parlamentario es tomado rehén por un exinformador de la policía. Este filme da comienzo a su trilogía histórica y, como los siguientes, fue galardonado internacionalmente. El viaje de los comediantes, estrenado en 1975, continúa la trilogía, que termina en 1977 con Los cazadores. Después, Angelopoulos realizó una decena de películas más, todas aplaudidas por la crítica especializada, y con participación internacional: Alejandro Magno (1980), mezcla de un suceso contra la dominación inglesa con la vida de un rebelde, ambos situados por él hacia 1900; Atenas (1983); Viaje a Cytera (1984); El apicultor (O Melissokomos, 1986); Paisaje en la niebla (1988); El paso suspendido de la cigüeña (To Meteoro Vima tou Pelargou, 1991); La mirada de Ulises (1995); La eternidad y un día (1998, en francés)
 Su estilo se caracteriza por narraciones pausadas, ambiguas y tomas largas; utilización de tiempos muertos, de planos secuencia y alteración del eje cronológico, con dilataciones del ritmo espacio-temporal. Entre sus temas destacan la inmigración y el regreso al país de origen. Colaboró a menudo con el director de fotografía Giorgos Arvanitis, la compositora Eleni Karaindrou y el guionista Tonino Guerra
Una cita del poeta griego Yorgos Seferis, que Angelopoulos utiliza en Alejandro Magno, refleja, según él, el espíritu de sus películas: "Desperté con esta cabeza de mármol en mis manos, que agota mis brazos y no sé donde dejarla".
 

 

 Y me parece a mi

Grecia, 25 siglos después

La primera parte de la trilogía que Angelopoulos pretende dedicar a la historia del siglo XX, a través de las vivencias de una familia griega inmersa en los principales acontecimientos violentos (guerras y desastres) que, desgraciadamente, siempre son los que marcan la memoria a sangre y fuego, está bajo mi punto de vista muy bien resuelta. Es más, esta tragedia de amor y muerte, que por formar parte de la condición humana se repite cíclicamente, está, desde la humildad del relato y sus escuetos diálogos, expuesta de una forma más que brillante, me atrevería a decir única y deslumbrante.

El cine de Angelopoulos no es fácil, porque él, devoto "del cinema verité", utiliza ritmos que incomodan a nuestra vida de prisas, esas que acaban llevándonos velozmente a ninguna parte. El griego te cuenta las cosas despacio, recreándose en el paisaje, en la atmósfera y en los pensamientos ocultos tras las miradas de sus personajes. Es de los que piensan que las palabras sobran cuando la realidad se impone y los gestos, los planos imposibles y la fotografía, a veces pintura, se adueñan de la pantalla.

Quienes consideran pretenciosa y plúmbea la obra de Theo Angelopoulos deberían, tal vez, quedarse con la parte que más les interese del autor sin intentar abarcar todo el mensaje que creen escondido en sus propuestas. Muchas veces los propios espectadores rebuscamos respuestas cuando nadie ha formulado la pregunta y convertimos en complicada una historia sencilla. En el fondo, Eleni es el difícil transcurrir de unas vidas amargas que desembocan, junto a otros ríos, de aguas más limpias o más sucias, en un turbulento océano que los cartógrafos denominan Siglo XX.
Jaht




 Tal como éramos 



70 espectadores

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