Simone
Jueves 6/Viernes 7/Marzo 2003
Sala Avenida/Jaraíz
21:00 Horas
DIRECTOR
Andrew Niccol
GUIÓN: Andrew Niccol
MÚSICA: Carter Burwell
FOTOGRAFÍA: Edward Lachman, Derek Grover
REPARTO: Al Pacino, Catherine Keener, Evan Rachel Wood, Pruitt Taylor Vince, Jay Mohr, Rachel Roberts, Jason Schwartzman, Jeffrey Pierce, Sean Cullen, Rebecca Romijn-Stamos, Elias Koteas, Winona Ryder
GÉNERO: Comedia | Cine dentro del cine
DURACIÓN: 117 Min. PAÍS: USA
SINOPSIS
Viktor Taransky (Al Pacino) es un director de cine que se encuentra en
plena decadencia. Cuando se le presenta una nueva oportunidad, todo se
va al garete por culpa de una temperamental actriz (Winona Ryder);
entonces Elaine (Keener), su ex mujer y directora de los estudios, lo
despide. En estas circunstancias, conoce a Hank Aleno (Elias Koteas), un
genio informático que le cede un programa que resuelve sus problemas:
Simulation One: nace así SIMONE, la estrella de cine más popular y
adorada por el público. Y su creador, Taranksy, se convierte, de la
noche a la mañana, en un triunfador.
¿Quién es quién?
Andrew Niccol (Paraparaumu, distrito Kapiti Coast, Nueva Zelanda-1964) es un director de cine, guionista y productor de origen neozelandés. Es conocido por haber dirigido películas como Gattaca y El señor de la guerra y por el guion de la película The Truman Show. Andrew Niccol comenzó su carrera cinematográfica en Londres dirigiendo spots publicitarios. Posteriormente se mudó a Los Ángeles, California, para hacer películas. El productor Scott Rudin se interesó en el guión de Niccol de The Truman Show (1998), pero Rudin no estaba dispuesto a apostar por un director novato, en particular cuando Jim Carrey formaba parte del proyecto, aumentando el presupuesto previsto inicialmente a aproximadamente 60 millones de dólares. Niccol se hizo famoso tras el estreno de Gattaca (1997), una película de ciencia ficción escrita y dirigida por él.
Alfredo James Pacino (Nueva York-1940), más conocido como Al Pacino, es un actor, guionista y director estadounidense de cine y teatro. Es un actor de método y alumno del HB Studio y el Actors Studio de Nueva York, donde fue entrenado por Charlie Laughton y por Lee Strasberg. Pacino debutó en el cine con un breve papel en Me, Natalie (1969) y luego recibió buenas críticas por su interpretación de un adicto a la heroína en el drama The Panic in Needle Park (1971). Su carrera tomó impulso después y obtuvo reconocimiento internacional por su papel como Michael Corleone en El padrino (1972) de Francis Ford Coppola. Por dicho filme, fue nominado por primera vez al Óscar como mejor actor de reparto y volvió a interpretar el personaje en la segunda (1974) y tercera parte (1990). Su papel como Corleone es considerado una de las mejores actuaciones en la historia del cine. Pacino recibió su primera nominación al Óscar como mejor actor por Serpico (1973) y volvió a ser nominado por The Godfather Part II, Tarde de perros (1975) y Justicia para todos (1979). En 1993 se llevó el premio por encarnar a un teniente coronel ciego en Scent of a Woman (1992). Por sus actuaciones en El padrino, Dick Tracy (1990) y Glengarry Glen Ross (1992), recibió nominaciones al Óscar como mejor actor de reparto. Entre otros de sus roles más notables se incluyen Tony Montana en Scarface (1983), Carlito Brigante en Carlito's Way (1993), el teniente Vincent Hanna en Heat (1995), «Lefty» Ruggiero en Donnie Brasco (1997), Lowell Bergman en The Insider (1999) y el detective Will Dormer en Insomnia (2002).
Y me parece a mi
Los conciertos de hologramas ya llenan
Hace 18 años que Andrew Niccol,
jugueteando una vez más con el futuro más inmediato, dio vida a Simone,
una actriz virtual que, en principio, habría de servir al director
Viktor Taransky (Al Pacino) para salir del oscuro agujero por el que se
deslizaba. En su momento alguien pudo considerar exagerada la
alternativa que se planteaba, pero el paso del tiempo ha demostrado que
el guión era prácticamente contemporáneo.
La comedia a veces se utiliza para colar un mensaje sin que se ofendan excesivamente los que han pagado por verla. Lo cierto es que difícilmente nos sentimos aludidos, y consideramos que los engañados son otros.
Entre las muchas lecturas que se pueden intentar en Simone, la del fraude multitudinario es perfectamente asumible; ya que en nuestros días sabemos que aquello de que "una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad", de lo que se jactaba Goebbels, no solo está de rabiosa actualidad; es más, hay quien hace cola para comprar a buen precio cualquier bulo.
La facilidad para conducir a las masas tras cualquier producto: coches, ropa, champú, cine, política, aire o salchichón, con una inversión publicitaria adecuada, es algo de lo que no hay que convencer a los comerciantes, lo tienen más que claro. Eso dice bastante de nuestra predisposición a ser engatusados.
El mundo del cine, al que estamos tan entregados quienes andamos entre las páginas de FilmAffinity, hace mucho tiempo, desde que decidió convertirse en industria, que cuela gato por liebre. Incluso, en muchos casos, con la malvada intencionalidad de hacer un poco más memos a los espectadores, porque así serán cada vez menos exigentes.
La fuerza moral de la que se inviste Viktor para, apoyándose en la informática, resolver sus problemas; es la excusa que utiliza la mayoría para justificar lo que vendrá a continuación; que consiste en joder a muchos, de forma más o menos directa, para beneficiar a unos pocos.
La peli no es tan mala como algunos la han considerado, pero es cierto que está poco elaborada.
La comedia a veces se utiliza para colar un mensaje sin que se ofendan excesivamente los que han pagado por verla. Lo cierto es que difícilmente nos sentimos aludidos, y consideramos que los engañados son otros.
Entre las muchas lecturas que se pueden intentar en Simone, la del fraude multitudinario es perfectamente asumible; ya que en nuestros días sabemos que aquello de que "una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad", de lo que se jactaba Goebbels, no solo está de rabiosa actualidad; es más, hay quien hace cola para comprar a buen precio cualquier bulo.
La facilidad para conducir a las masas tras cualquier producto: coches, ropa, champú, cine, política, aire o salchichón, con una inversión publicitaria adecuada, es algo de lo que no hay que convencer a los comerciantes, lo tienen más que claro. Eso dice bastante de nuestra predisposición a ser engatusados.
El mundo del cine, al que estamos tan entregados quienes andamos entre las páginas de FilmAffinity, hace mucho tiempo, desde que decidió convertirse en industria, que cuela gato por liebre. Incluso, en muchos casos, con la malvada intencionalidad de hacer un poco más memos a los espectadores, porque así serán cada vez menos exigentes.
La fuerza moral de la que se inviste Viktor para, apoyándose en la informática, resolver sus problemas; es la excusa que utiliza la mayoría para justificar lo que vendrá a continuación; que consiste en joder a muchos, de forma más o menos directa, para beneficiar a unos pocos.
La peli no es tan mala como algunos la han considerado, pero es cierto que está poco elaborada.
Jaht
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