viernes, 14 de enero de 2022

Película 581 # Año XIX

Filmoteca de Extremadura
Programación de cine itinerante por  núcleos rurales extremeños en colaboración con 
CineClub "El Gallinero"



Negro Púrpura

Miércoles 19 de Enero/2022

Sala Avenida/Jaraíz

20:30 Horas

 


      DIRECTORAS

Sabela Iglesias  
Adriana P. Villanueva
 
GUION: Sabela Iglesias, Adriana P. Villanueva
 
MÚSICA: Paulo Pascual
 
REPARTO: Documental
 
GÉNERO: Documental
 
DURACIÓN: 81 Min.
 
PAÍS: España 





SINOPSIS

LSD, multinacionales farmacéuticas, plagas medievales, medicina popular y la CIA conectadas por un hongo alucinógeno conocido como “oro negro” en Galicia en el Siglo XX. Negro Púrpura retrata uno de los lugares de mayor producción a nivel mundial de claviceps purpurea: Galicia. Este hongo alucinógeno, que brota en los cereales, nos abre las puertas de una historia tan curiosa, sorprendente y desconocida como importante en el devenir de la cultura y la economía de Galicia a lo largo del S.XX. Desde esos campos gallegos llegan historias desperdigadas que nos dejan un regusto amargo a pan de centeno, historias que repercuten traspasados los océanos. Una corteza que guarda una miga delirante.
 
 

¿Quién es quién?

"De la mano de José A. Pérez Guevara y su blog 242 películas después, nos hemos acercado a tierras gallegas para conocer algo más sobre esta obra y sus aledaños. Esto es lo que nos cuenta el sabadellense :

"Oliver Laxe, Alberto Gracia, Eloy Enciso, Xacio Baño, Fon Cortizo, Jaione Camborda, Diana Toucedo, Ángel Santos, Álvaro Gago, Ángeles Huerta, son algunos de los cineastas galegos que han irrumpido en el panorama nacional durante el siglo XXI. Un cine heterodoxo, muy personal, muy diferente, y brillantísimo. Un cine que mira su tierra, sus gentes, su memoria, y sobre todo, mira a su interior. A este grupo, al que cada año se van incorporando nuevas voces, hay que añadir las integrantes de Illa Bufarda, una productora cinematográfica que componen: Sabela Iglesias (Xanceda, A Coruña, 1987), Adriana P. Villanueva (Corcubión, A Coruña, 1987), y Pilar Abades (Lamela, Pontevedra, 1985). Con trabajos en el campo del corto y mediometraje, en 2015 llamaron la atención con el largo Fíos Fóra, que ponía el foco en las mujeres gallegas trabajadoras del textil. Con Negro Púrpura se adentran en el cine etnográfico, para hablarnos del “Claviceps purpurea”, más conocido como el cornezuelo, y llamado cornuello, en muchos lugares de Galicia,  un hongo alucinógeno que brota en los cereales, y más concretamente en el centeno que, a primeros de siglo, en el noroeste de Galicia, se convirtió en todo un fenómeno social, cultural y económico para la zona, convirtiéndose en una pieza muy codiciada, el “Oro negro”, lo llamaban.
 
Iglesias y P. Villanueva se encargan del montaje y el sonido, respectivamente, amén de la dirección, y Abades de la cinematografía, en una película que es muchas películas dentro de sí misma, y no parece tener ni principio ni final, solo muchas historias y relatos que se arremolinan en torno al hongo dorado, una pieza de gran valor que cambió la vida a todos y todas. Tenemos un viaje al pasado, a la memoria de sus gentes, a través de los testimonios de habitantes de los pueblos que vivieron su particular “Fiebre del oro”, tanto los testigos como los descendientes, nos van trazando un trozo de su historia relacionada con el cornezuelo. Un relato que nos lleva a las infinitas propiedades del preciado hongo: su uso durante las plagas medievales, la medicina popular que lo usaba para provocar abortos, la codicia de las grandes farmacéuticas, ingrediente para fabricar LSD, y la CIA como material indispensable para su uso militar. Toda esa fiebre provocó el elevado precio del hongo que se exportó a todo el mundo, en especial a los Estados Unidos.
 
 

Con toda esa información que va y viene, las directoras galegas nos sumergen en un mundo que ya no existe, en un tiempo lejano, en unas gentes y en una memoria enterrada, y lo hacen desde una sencillez formal y elegante que deslumbra, construyendo un caleidoscopio de infinitas historias y relatos donde el tiempo desparece, donde todo parece invocar al pasado siempre desde el presente, como esa maravilla de secuencia al inicio de la película donde en un plano fijo y con tres octogenarios, apoyado con un leve y conciso diálogo, nos explican la despoblación acusada de su pueblo y los de alrededor. La música de la película tiene una mención aparte, porque el músico Paulo Pascual compone una banda sonora extraordinaria a través del Theremin, que desprende un sonido muy peculiar, creando una melodía que casa a las mil maravillas con el entretejido de las imágenes y los testimonios y relatos de la película, recreando ese puzle infinito de curiosidades, planteamientos y vivencia de las gentes relacionadas con el cornello. Un obra de verdad y poética, que nada tiene que envidiar al cine de Rouch y Philibert, del que esta bebiendo, y de la película El cielo gira (2004), de Mercedes Álvarez, en su tratamiento del paisaje, el relato y la voz en off, y la reciente Nación, de Margarita Ledo, en rescatar una memoria no contada, una memoria esencial y capital para entender de donde y de quiénes vivimos.
 
 Iglesias, P. Villanueva y Abades, o lo que es lo mismo, Illa Bufarda, no solo entienden el cine como una herramienta fundamental para devolvernos un pasado no contado, un pasado que requiere su tiempo, su relato y sus existencias, sino que también, y esto es muy importante, y en eso se asemejan a sus coetáneos gallegos, lo hacen de forma atractiva, bellísima, con ese tono y profundidad de lo mágico y lo fantástico, al estilo de los London, Stevenson y Conrad, recreando un tiempo de otro tiempo, un tiempo que parece irreal, un tiempo que mirado desde ahora, tiene ese halo de misterio constante, de vidas extrañas, de seres como de otro tiempo y otro planeta. Negro púrpura  es un viaje inmenso, lleno de caminos y atajos, de idas y venidas, por todos esos pueblos, ahora muy vacíos, con sus gentes, muy mayores, pero llenos de tiempo e historia, y también, la película reivindica el maravilloso y vital testimonio de los mayores, de todas esas personas que vivieron otro tiempo, otro lugar y otra vida, tan diferente a esta y con un hongo que nacía en sus tierras y se convirtió en su oro particular"
JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
 

 Y me parece a mi
 
Antropología gallega

Tomándose su tiempo, las muchachas de Illa Bufarda aprovechan la curiosidad que provoca el hecho de conocer la implicación del cornezuelo (claviceps purpurea) en la vida de algunas aldeas gallegas, allá por las medianías del Siglo XX; para hablarnos de las gentes, la tierra y las cosas que pasaban antaño, cuando por los pueblos corrían niños y los protagonistas eran los lugareños y no quienes ahora se nos cuelan por la tele o redes sociales.

No es, este relato sobre el "oro negro", más que la excusa para decirnos que nada es más importante que aquello que permanece: los más viejos que aún aguantan el paso del tiempo, su memoria y su legado en forma de vivencias y que inmortalizan Sabela, Adriana y Pilar. ¿Dónde quedaron aquellos intentos de inversión agraria?, ¿las mareantes proposiciones de las farmacéuticas?, ¿los silencios o medias verdades interesadas de los empresarios y la administración?, ¿dónde los especuladores y aquellos que, como se dice ahora, adivinaron un nicho de oportunidad?...

Hoy, todo aquello es pura anécdota. Hasta el punto de que los que juntaban aquel hongo del cereal, para conseguir unas perrillas, no entendían muy bien qué estaba pasando y se preguntaban por qué algunos sembraban campos para recoger aquel hollín en lugar de hacer harina. Y tenían razón los supuestos ignorantes, el pan sigue siendo fundamental, el cornuello no tanto.
Jaht



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