sábado, 9 de enero de 2021

Película 528 # Año XVIII

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OBLIGADO POR EL TOQUE DE QUEDA!

 Josep

Miércoles 13 de Enero/2021

Sala Avenida/Jaraíz

19,30 Horas 



DIRECCIÓN

Aurel

GUIÓN: Jean-Louis Milesi
 
MÚSICA: Sílvia Pérez Cruz 
 
FOTOGRAFÍA: Animación
 
REPARTO: Sergi Lopez, Emmanuel Vottero, Valerie Lemercier, David Marsais, Xavier Serrano
 
GÉNERO: Animación. Drama | Años 30. Posguerra española 
 
DURACIÓN: 81 Min.
 
PAÍS: Francia  
 
 


SINOPSIS

Febrero, 1939. Abrumado por la oleada de republicanos que huyen de la dictadura de Franco, el gobierno francés opta por confinar a los españoles en campos de concentración. En uno de aquellos campos, dos hombres, separado por un alambre de púas, traban una amistad. Uno de ellos es Josep Bartoli, un dibujante que lucha contra el régimen de Franco. 
 
 

¿Quién es quién?



“El año que viene, ¡a Barcelona!”. De esta forma se dan ánimos Josep Bartolí y su amigo Helios (trasunto del pintor Helios Gómez) cuando son encerrados en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, a pocos kilómetros de la frontera con España. Era el año 1939 y, desde febrero, con la guerra civil ya decantada a favor del bando fascista, una riada de republicanos españoles (hasta 500.000) cruzaba a Francia para salvar el pellejo. Allí los agruparon, los rodearon de alambradas y los trataron como animales. De aquel dramático cautiverio surgió el libro Campos de concentración, en el que Bartolí, ilustrador y militante del POUM, plasmó el horror con el que muchos españoles iniciaron el exilio.

El dibujante francés Aurel (nombre artístico de Aurélien Froment-1980 - Ardèche, Francia) debuta en el cine contando la historia de Bartolí.

El director se topó con La Retirada. Éxodo y exilio de los republicanos españoles, el volumen con el que Georges Bartolí homenajeaba a su tío, catalán y comunista. “Aquello solo podía ser obra de un artista brillante”, dice Aurel para explicar el impacto recibido. “Cada página que pasaba me lo confirmaba. Había ilustraciones políticas llenas de detalles y de significado, críticas al poder, al Estado, a la religión, a la cobardía de los líderes internacionales…”.

Aurel, ilustrador habitual en las páginas de Le Monde y de Le Canard enchaîné, quedó atrapado por el trazo fino, nítido y espeluznante de Bartolí. Las estampas que dibujó a lo largo de su estancia en siete campos de concentración diferentes recogían el espíritu de Goya, lo pasaban por el tamiz de las vanguardias y lo impulsaban hacia el cómic del futuro. Una obra visionaria en lo artístico, comprometida en lo político, fiel en lo histórico y de una contundencia estremecedora. Todo eso lo quería aglutinar Aurel en su película: “Había que traer a Bartolí otra vez a la vida y hacerlo de la mejor manera posible…”. Y lo ha logrado con la ayuda del guionista Jean-Louis Milesi, colaborador habitual de Robert Guédiguian y coautor del libreto de esa obra maestra (otro monumento al humanismo) que es Las nieves del Kilimanjaro.

 

 Detalle de un dibujo de Josep Bartolí. ARXIU MUNICIPAL DE BARCELONA/TWITTER

 

Josep (la película), consigue mezclar a la perfección dos estilos de dibujo diferentes, el de Aurel y el de Bartolí. Hasta llegar a esa próspera fusión el director investigó profundamente sobre la vida del ilustrador exiliado y habló con expertos y compañeros de profesión. Jean-Claude Carrière le señaló que su proyecto debía versar sobre cómo Bartolí se comunica con los artistas que le han sucedido. Tras varios meses de trabajo con el productor Serge Lalou, empezó a tener clara cuál debía ser la esencia del proyecto: la película trataba sobre el acto de dibujar. Un acto de esperanza y resiliencia.

Bartolí retrató su experiencia en los campos de concentración franceses (“ese episodio dramático, vergonzoso y poco conocido de la historia del siglo XX”, en palabras del director), en unos dibujos a plumilla que trazaba de forma clandestina. Tenía que enterrar su cuaderno en la arena del campo para mantenerlo a buen recaudo, lejos de los gendarmes. Su historia, narrada con exquisita sensibilidad por Aurel, acaba siendo un emocionante fresco histórico construido a partir de piezas diminutas y cotidianas, como un mechero, una foto o una libreta. Pequeños objetos que tienen para el prisionero otro significado. Representan, en suma, su anhelo de libertad y de una vida mejor (como el de tantos refugiados, presos hoy, también, en campos de todo el mundo).

En un último traslado, esta vez al campo de Dachau, en el que probablemente le esperaba la muerte, Bartolí consiguió escapar. Su testimonio gráfico, un verdadero acto de resistencia artística, viajaría con él, tras muchos avatares, hasta México, donde se convirtió en libro en 1943. En España no se editó hasta 2007, una espera que habla con elocuencia sobre nuestra premeditada desmemoria histórica.

Bartolí (a quien presta su voz Sergi López) vivió “mil vidas”, como explica el director. Su periplo le llevó de Barcelona a Francia, de ahí a México, donde trabajó con Frida Kahlo (interpretada por Sílvia Pérez Cruz, que también firma la música original), a cuyos encantos y consejos pictóricos fue receptivo. Y de ahí, tras trabajar como escenografista en Hollywood, a Nueva York, donde se codearía con Rothko, Pollock o De Kooning, y donde seguiría pintando hasta su muerte en 1995. A Barcelona no pudo volver el año siguiente a la retirada, como soñaba junto a su camarada Helios en la playa de Argelès-sur-Mer. No lo hizo hasta 1977, tras la muerte de Franco.

 
Artículo de Manuel Ligero para La Marea 



Y me parece a mi
Sí, catalán. Uno de los nuestros

Emocionante, al menos para quienes creemos en la justa reivindicación de los héroes olvidados, este ejercicio de memoria del dibujante (y director) Aurel; que homenajea a un colega nacido setenta años antes que él, un republicano español maltratado por el legado cruel de las guerras y el exilio.

Josep Bartoli fue uno más del medio millón de españoles que, para salvar sus vidas, hubieron de buscar urgente refugio en Francia, al triunfar el golpe de estado franquista. La mitad retornaron, con más dudas que certezas, un año después; pero quienes habían tenido una mayor implicación y compromiso con el Gobierno de la República permanecieron en destierro permanente. Era el caso de nuestro hombre que, sin haber llegado aún a la treintena, había sido cargo político del POUM (Partit Obrer d'Unificació Marxista). En España, además de una novia y su familia, le esperaba un pelotón de fusilamiento; por eso Josep, que tuvo la mala suerte de caer en la zona francesa menos solidaria y más xenófoba, tuvo que soportar siete campos de concentración antes de huir cuando le conducían a Dachau.
Parte de estas peripecias y dantescas aventuras, durante dos años, las fue bosquejando en su cuaderno, que es el sostén esencial de la historia escrita por Jean-Louis Milesi (colaborador habitual de Guédiguian).

Aunque está diseñada como película de animación, priorizando en pantalla los trazos de la pluma descriptiva de Bartoli, lo que queda fundamentalmente es el relato y el desamparo de los protagonistas. También la biliosa sensación de iniquidad nunca satisfecha. Todo ello rematado con la filigrana emotiva de la voz de Silvia Pérez Cruz que cierra con un tema de escucha imprescindible, de esos que son pura transfusión de sentimientos.
Jaht 






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