sábado, 13 de mayo de 2023

Película 660 # Año XX

 
Filmoteca de Extremadura
Programación de cine itinerante por  núcleos rurales extremeños en colaboración con CineClub "El Gallinero"


El Triángulo de la Tristeza

(Triangle of Sadness)

Miércoles 17 de Mayo/2023

Sala Avenida/Jaraíz

21:00 Horas 

 

 
DIRECTOR

Ruben Östlund

GUION: Ruben Östlund

FOTOGRAFÍA: Fredrik Wenzel

REPARTO: Harris Dickinson, Charlbi Dean, Zlatko Buric, Dolly De Leon, Woody Harrelson, Vicki Berlin, Henrik Dorsin, Sunnyi Melles, Jean-Christophe Folly, Iris Berben

GÉNERO: Comedia. Drama | Sátira. Supervivencia. Comedia negra. Comedia dramática

DURACIÓN: 147 Min. 

PAÍS: Suecia



SINOPSIS

Tras la Semana de la moda, Carl y Yaya, pareja de modelos e influencers, son invitados a un yate en un crucero de lujo. Mientras que la tripulación brinda todas las atenciones necesarias a los ricos invitados, el capitán se niega a salir de su cabina, a pesar de la llegada inminente de la célebre cena de gala. Los eventos toman un giro inesperado y el equilibrio de poder se invierte cuando se levanta una tormenta que pone en peligro el confort de los pasajeros.


¿Quién es quién?

Claes Olle Ruben Östlund (Styrsö, Västra Götaland-1974) es un director de cine sueco. Ha dirigido seis largometrajes de ficción: The Guitar Mongoloid (2004), Involuntary (2008), Play (2011), Force Majeure (2014), The Square (2017) y The Triangle Of Sadness (2022). 

Su película de 2014 Fuerza mayor fue seleccionada para competir en la sección Un certain regard en la edición de 2014 del Festival de Cannes de 2014, donde ganó el premio del Jurado.8​9​

En 2017 gana la Palma de Oro en el Festival de Cannes por su película The Square (Pel. 439 de nuestro Cineclub); hecho que repitió en 2022 ganando nuevamente dicho galardón por el largometraje que hoy nos ocupa. 


Harris Dickinson (Leytonstone, Londres-1996) es un actor, escritor y cineasta británico, que hace su segunda aparición por El Gallinero, tras la película del canadiense Xavier Dolan: Matthias & Maxime (2019).

Vuelve Woody Harrelson  (Midland, Texas-1961), aquel camarero que comenzó en Cheers (1980) y que se ha convertido, casi cien películas después (Asesinos natos, El escándalo de Larry Flint, La delgada línea roja, No es país para viejos...) en capitán de barco; sin perder, eso sí, su afición por las bebidas espiritosas. Aquí le vimos en la despedida del gran Robert Altman: El último show

El actor francés, Jean Christophe Folly, estuvo entre nosotros con la obra del inmortal Costa-Gavras: Edén al Oeste.


Y me parece a mi

Vomitadores con pedigrí

El iconoclasta director sueco lo ha vuelto a hacer. Con su personal estilo, que subraya la cómica obscenidad de la condición humana, y en tres actos delirantes [el trepidante segundo me recuerda mucho a uno de los episodios de El sentido de la vida (Monty Python) ], ha vuelto a sembrar el patio de butacas de sonrisas y entrecejos circunspectos; y a cargar con tinta de dos colores irreconciliables las plumas de los que, supuestamente, cobran por decir lo que piensan (críticos).
Los más simples y confiados, como yo, que no buscamos añagazas del director y de su tribu de "vende-mulas", nos hemos reído de nosotros mismos viendo, tanto a los potentados (nuestros referentes), como a los "afortunados" siervos del yate (nosotros, nuestros amigos, nuestra familia...). Y si bien es cierto que este ejercicio puede resultar catártico, no lo es menos que acabas con cierto disgusto e impotencia, y con la impresión de que somos incorregibles.

Curiosamente, Ruben Östlund, tan caleidoscópico en el contar y tan peculiar en la reflexión, nos presenta una obra estructurada en torno al clásico: presentación, nudo y desenlace; que servirá para convertir en más comercial y digerible (habilidad de los hacedores), una obra que tiene bastante más calado de lo que aparenta. Eso sí, está redondeada o, más bien cierra el triángulo, para indicarnos que el mundo es bastante más pequeño y previsible de lo que todos imaginamos.

Lo más triste, puede que algo tenga que ver con el título, es ver que las situaciones que pudieran parecernos exageradas no lo son en absoluto. A poco que cavilemos, todos hemos vivido situaciones de ridícula humillación y abuso, y sabemos muy bien quienes son los que bailan y quienes los que tocan la trompeta. La víctima siempre es la dignidad, de cuyo magnicidio se puede acusar tanto al que lleva el cuchillo como al que ofrece su pecho para recibir las puñaladas.

Recomendable para todo el mundo, porque en los espejos deformantes no somos tan distintos los guapos y los feos, los pobres y los ricos, los hombres y las mujeres, los rojos y los azules...

Jaht



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