Arcadia (Le couperet)
1 y 2 de Febrero/2006
Sala Avenida - Jaraíz
21:00 Horas
DIRECTOR
Costa-Gavras
GUIÓN: Costa-Gavras, Jean-Claude Grumberg (Novela: Donald Westlake)
MÚSICA: Armand Amar
FOTOGRAFÍA: Patrick Blossier
REPARTO: José García, Karin Viard, Geordy Monfils, Christa Theret, Ulrich Tukur, Olivier Gourmet, Yvon Back, Thierry Hancisse, Olga Grumberg
GÉNERO: Thriller. Comedia. Drama | Comedia negra. Crimen. Asesinos en serie. Trabajo/empleo
DURACIÓN: 122 Min. PAÍS: Francia
SINOPSIS
Bruno Davert es un alto ejecutivo que trabaja desde hace quince años en una fábrica de papel. Debido a la reestructuración económica de la empresa, él y cientos de empleados son despedidos de la noche a la mañana. En principio la medida no le preocupa; es joven (ronda los cuarenta), tiene una preparación excelente y confía en encontrar pronto un puesto de trabajo similar. Tres años después, aún sin trabajo, sólo piensa en sobrevivir y garantizar el futuro de su familia. Por ello, decide, con la ayuda de un arma, pasar a la acción y aniquilar a la competencia de una forma ordenada y lógica. Al mismo tiempo prepara el asalto a la Corporación Arcadia, el último obstáculo entre él y el puesto laboral que ansía.
Tal como éramos
Costa Gavras, Atenas, Grecia, el 13 de febrero de 1933. El realizador deja Atenas para ir a París, se licencia en literatura. Luego entra en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos (IDHEC) y trabaja de ayudante de Henri Verneuil, Jacques Demy y René Clément.
La película Le Jour et l'heure, de René Clément, en la que trabaja de ayudante, le permite conocer a Simone Signoret e Yves Montand, con los que trabará una amistad duradera. Tras leer el libro Los raíles de la muerte de Sébastien Japrisot, escribió el guión y consiguió interesar al productor Julien Derode. La película tuvo un gran éxito en Francia e incluso en los Estados Unidos, en donde recibió unas buenas críticas.
Tras una estancia en Grecia, conoce el libro de Vassilis Vassilikos, Z, en el que se reconstruye el asesinato organizado por la policía de un líder izquierdista, y el intento de disfrazarlo de accidente. En cuanto vuelve a Francia, escribe el guion en colaboración con Jorge Semprún. Al no encontrar financiación, habla con Jacques Perrin, al que conocía de la película Los raíles de la muerte. Aprovechando esta ocasión, Jacques Perrin crea su propia productora para montar la película y utilizar sus contactos, en especial, los que tenía en Argelia. Allí rodarán. Jean-Louis Trintignant aceptó trabajar con una baja remuneración, y lo mismo hizo Yves Montand. La película tuvo un enorme éxito en todo el mundo, con el público aplaudiendo al final de las representaciones; obtuvo el "premio del Jurado" en el Festival de Cannes, los Óscar a la mejor película extranjera y al mejor montaje.
La película Le Jour et l'heure, de René Clément, en la que trabaja de ayudante, le permite conocer a Simone Signoret e Yves Montand, con los que trabará una amistad duradera. Tras leer el libro Los raíles de la muerte de Sébastien Japrisot, escribió el guión y consiguió interesar al productor Julien Derode. La película tuvo un gran éxito en Francia e incluso en los Estados Unidos, en donde recibió unas buenas críticas.
Tras una estancia en Grecia, conoce el libro de Vassilis Vassilikos, Z, en el que se reconstruye el asesinato organizado por la policía de un líder izquierdista, y el intento de disfrazarlo de accidente. En cuanto vuelve a Francia, escribe el guion en colaboración con Jorge Semprún. Al no encontrar financiación, habla con Jacques Perrin, al que conocía de la película Los raíles de la muerte. Aprovechando esta ocasión, Jacques Perrin crea su propia productora para montar la película y utilizar sus contactos, en especial, los que tenía en Argelia. Allí rodarán. Jean-Louis Trintignant aceptó trabajar con una baja remuneración, y lo mismo hizo Yves Montand. La película tuvo un enorme éxito en todo el mundo, con el público aplaudiendo al final de las representaciones; obtuvo el "premio del Jurado" en el Festival de Cannes, los Óscar a la mejor película extranjera y al mejor montaje.
Costa-Gavras es uno de los pocos autores (junto con Gillo Pontecorvo, Ken Loach y pocos más) que cultiva un cine de tema crítico y sociopolítico. Missing (Desaparecido) trataba de la complicidad de Estados Unidos en el golpe de Augusto Pinochet. En Estado de sitio denuncia la connivencia de la CIA con la asesina Dictadura cívico-militar en Uruguay (1973 - 1985); en La confesión trata sin tapujos las torturas del estalinismo; en Sección especial, el colaboracionismo del gobierno de Vichy con los invasores nazis; en La caja de música de los criminales de guerra aún ocultos. Esto le valió no pocas críticas y polémicas: fue acusado de antisemita por Hanna K y de desagradecido cuando en la película norteamericana El sendero de la traición descubrió el fascismo latente en el profundo sur de Estados Unidos. Denunció las buenas relaciones que hubo entre la Santa Sede y Hitler en Amén... En definitiva, en palabras del crítico Diego Galán, "su cine compone una crónica política de las principales páginas de la segunda mitad del siglo pasado… y que aún continúa reflejando el presente"
Y me parece a mi
Cuando tener buen currículum se convierte en un problema
Asistieron 90 espectadores
Estaba pasando
Disfruté, me reí, me dió que pensar, sufrí con
la tragedia del desempleo, deseé lo mejor al que no se lo merecía; fuí,
como Bruno Davert, una cáscara de nuez en medio del océano. Víctima
también del paro y de la fortuna, de la angustia y el desahogo, de un
mal sueño y un cruel despertar.
Uno de los muchos méritos de Costa Gavras (y de José García) en esta completísima obra, en la que convergen un montón de géneros, es la total identificación que tenemos con el protagonista desde el comienzo. Y allá que nos vamos con él; a limpiar el camino de rivales y candidatos. Como sea. De día o de noche, con sol o lluvia, con elegancia o chapuceramente; con las manos, una pistola, un cuchillo, el auto... o a mordiscos. Somos tan profesionales como él, somos sus alter ego a este lado de la pantalla.
El director ateniense que tan acostumbrados nos tiene a lo certero de sus denuncias; en una sociedad injusta y controlada por el dinero y sus secuaces, por los fanatismos ideológicos y los desmanes de ejércitos, religiones y multinacionales; utiliza en esta ocasión un arma diferente al análisis concienzudo de otras ocasiones, pero tan eficaz como aquel: el sarcasmo.
Los dardos de esta burla sangrienta los lanza claramente, el griego, contra un sistema en el que los trabajadores solo cuentan cuando sirven para multiplicar los beneficios de la empresa. En el momento en que consideran que hay máquinas más eficaces o esclavos sin derechos, que quintuplican sus montoncitos de oro, hacen salchichas con sus antiguos colaboradores.
Se pregunta Constantino: ¿ser inmoral en un mundo tan pésimo, será delito o defensa propia?
Uno de los muchos méritos de Costa Gavras (y de José García) en esta completísima obra, en la que convergen un montón de géneros, es la total identificación que tenemos con el protagonista desde el comienzo. Y allá que nos vamos con él; a limpiar el camino de rivales y candidatos. Como sea. De día o de noche, con sol o lluvia, con elegancia o chapuceramente; con las manos, una pistola, un cuchillo, el auto... o a mordiscos. Somos tan profesionales como él, somos sus alter ego a este lado de la pantalla.
El director ateniense que tan acostumbrados nos tiene a lo certero de sus denuncias; en una sociedad injusta y controlada por el dinero y sus secuaces, por los fanatismos ideológicos y los desmanes de ejércitos, religiones y multinacionales; utiliza en esta ocasión un arma diferente al análisis concienzudo de otras ocasiones, pero tan eficaz como aquel: el sarcasmo.
Los dardos de esta burla sangrienta los lanza claramente, el griego, contra un sistema en el que los trabajadores solo cuentan cuando sirven para multiplicar los beneficios de la empresa. En el momento en que consideran que hay máquinas más eficaces o esclavos sin derechos, que quintuplican sus montoncitos de oro, hacen salchichas con sus antiguos colaboradores.
Se pregunta Constantino: ¿ser inmoral en un mundo tan pésimo, será delito o defensa propia?
spoiler:
¿Qué hacer cuando quedas
reducido a menos que la ceniza del puro del jefe de La Corporación? Si
tú, empleado muy cualificado, no eres nadie, ¿qué son los demás?
Eliminar una nadería, única solución para recuperar dignidad y
auto-estima, ¿debe ser considerado un acto reprobable?
Jaht
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