jueves, 17 de octubre de 2019

¡Vaya, vaya!


¿Qué cojones está pasando aquí? 
¿Estamos tontos o qué?

¿Cuánto tiempo hace que no se habla de cine en las reuniones del Cineclub: directores, géneros, festivales, películas de referencia, sensaciones… y todos esos indicativos que demuestran nuestro amor, a esta disciplina artística que, algo tendrá de interesante, ha mantenido encendida la llama de la ilusión durante diecisiete años? ¡A ver si tenéis que hablar más de las cosas de Kurosawa, Kaurismaki o Kiarostami y menos de las vuestras!

Estoy fuera, por decisión propia, de los órganos de dirección y decisión del Gallinero desde hace algún tiempo, pero mi corazón sigue latiendo cada Jueves al lado de un proyecto que considero único, necesario y enriquecedor. Sigo siendo socio y no dudaría en volver a la “heroicidad” si el devenir lo demandara. ¡Pocas causas tan justas!

Gracias al voluntarismo, entrega y falta de egoísmo de un puñado de gente estamos próximos a cumplir 500 películas. ¿Cómo es posible que esta ejemplar generosidad haya tornado en lanzas la deseada e imprescindible hermandad?

Entiendo que puedan existir diferentes puntos de vista que deberían ser totalmente disolubles en un entorno asambleario (justo en el momento que se pasa a las votaciones), a menos que hayáis variado el método decisorio que tomó la Asociación en sus orígenes.
Quienes no tengan claro cuales eran los objetivos y aspiraciones, deberían repasar los estatutos, actas y demás material de los primeros años. No obstante, siempre nos había bastado el sentido común y nunca dimos demasiada importancia a los formalismos burocráticos a la hora de ponernos de acuerdo. Queríamos cine, que el cine nos mejorara; algunos incluso queríamos aprender con el cine. Era la idea primigenia, pero ya apuntábamos otras posibilidades, ilusorias entonces: ciclos, festivales, cinefórum, conferencias, concursos, cursillos de divulgación…
Algunas metas se alcanzaron pero otras ni siquiera se intentaron. Los viejos como el que suscribe, es cierto, ya no estamos para alharacas, pero no seré yo el que ponga una sola traba a iniciativas nuevas, sin coste alguno, que redunden en nuevas miradas con el cine como objetivo; ya que tenemos la suerte de tener un par de generaciones, al menos, enamoradas de lo mismo.

¡Venga, dejémonos de memeces, vanas retóricas e inmaduros personalismos! Y quien no se encuentre cómodo o se sienta obligado, será bien recibido en el banquillo en el que yo me encuentro. También es bueno que alguien mire desde fuera. 

Jaht

¡Larga vida al Gallinero!

1 comentario:

  1. Me parece muy razonable la reflexión del honorable socio.

    Completamente de acuerdo, Jaht, este tipo de conflictos nos aleja de lo esencial, nos hace derramar energia que sería necesaria para seguir avanzando, nos altera; saca lo peor de cada uno y supone mucha fatiga tensión y dolor.

    Quiza este tipo de enredos y falta de entendimiento sean inevitables, por nuestra propia condición humana. Condición que debería posibilitarnos, también, el temple suficiente para salir de ahí, realizando los cambios necesarios para emerger reforzados/as. Cosa que deseo y espero ocurra una vez pasado el fragor.

    El Gallinero precisa que pongamos lo mejor de todas y todos.
    Nos necesita.
    Hablar de cine...Sería estupendo.
    LARGA VIDA AL GALLINERO.
    La Avefría

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