¿Qué cojones está pasando aquí?
¿Estamos tontos o qué?
¿Estamos tontos o qué?
¿Cuánto tiempo hace que no se
habla de cine en las reuniones del Cineclub: directores, géneros, festivales,
películas de referencia, sensaciones… y todos esos indicativos que demuestran
nuestro amor, a esta disciplina artística que, algo tendrá de interesante, ha mantenido encendida la llama de la ilusión durante diecisiete años? ¡A
ver si tenéis que hablar más de las cosas de Kurosawa, Kaurismaki o Kiarostami
y menos de las vuestras!
Estoy fuera, por decisión
propia, de los órganos de dirección y decisión del Gallinero desde hace algún
tiempo, pero mi corazón sigue latiendo cada Jueves al lado de un proyecto que
considero único, necesario y enriquecedor. Sigo siendo socio y no dudaría en
volver a la “heroicidad” si el
devenir lo demandara. ¡Pocas causas tan justas!
Gracias al voluntarismo, entrega
y falta de egoísmo de un puñado de gente estamos próximos a cumplir 500 películas.
¿Cómo es posible que esta ejemplar generosidad haya tornado en lanzas la
deseada e imprescindible hermandad?
Entiendo que puedan existir
diferentes puntos de vista que deberían ser totalmente disolubles en un entorno
asambleario (justo en el momento que se pasa a las votaciones), a menos que hayáis
variado el método decisorio que tomó la Asociación en sus orígenes.
Quienes no tengan claro cuales
eran los objetivos y aspiraciones, deberían repasar los estatutos, actas y demás
material de los primeros años. No obstante, siempre nos había bastado el
sentido común y nunca dimos demasiada importancia a los formalismos burocráticos
a la hora de ponernos de acuerdo. Queríamos cine, que el cine nos mejorara;
algunos incluso queríamos aprender con el cine. Era la idea primigenia, pero ya
apuntábamos otras posibilidades, ilusorias entonces: ciclos, festivales, cinefórum,
conferencias, concursos, cursillos de divulgación…
Algunas metas se alcanzaron pero
otras ni siquiera se intentaron. Los viejos como el que suscribe, es cierto, ya no estamos
para alharacas, pero no seré yo el que ponga una sola traba a iniciativas
nuevas, sin coste alguno, que redunden en nuevas miradas con el cine como
objetivo; ya que tenemos la suerte de tener un par de generaciones, al menos,
enamoradas de lo mismo.
¡Venga, dejémonos de memeces, vanas
retóricas e inmaduros personalismos! Y quien no se encuentre cómodo o se sienta
obligado, será bien recibido en el banquillo en el que yo me encuentro. También
es bueno que alguien mire desde fuera.
Jaht
¡Larga vida al Gallinero!
Me parece muy razonable la reflexión del honorable socio.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, Jaht, este tipo de conflictos nos aleja de lo esencial, nos hace derramar energia que sería necesaria para seguir avanzando, nos altera; saca lo peor de cada uno y supone mucha fatiga tensión y dolor.
Quiza este tipo de enredos y falta de entendimiento sean inevitables, por nuestra propia condición humana. Condición que debería posibilitarnos, también, el temple suficiente para salir de ahí, realizando los cambios necesarios para emerger reforzados/as. Cosa que deseo y espero ocurra una vez pasado el fragor.
El Gallinero precisa que pongamos lo mejor de todas y todos.
Nos necesita.
Hablar de cine...Sería estupendo.
LARGA VIDA AL GALLINERO.
La Avefría