domingo, 1 de noviembre de 2020

Película 513 # Año XVIII

 
Monos

Miércoles 4 de Noviembre

Sala Avenida / Jaraíz

20:30
 
  

DIRECTOR

Alejandro Landes

GUIÓN: Alexis Dos Santos, Alejandro Landes (Historia: Alejandro Landes)
 
MÚSICA: Mica Levi
 
FOTOGRAFÍA: Jasper Wolf
 
REPARTO:  Moises Arias, Julianne Nicholson, Sofia Buenaventura, Jorge Román, Laura Castrillón, Sneider Castro
 
GÉNERO:   Drama | Secuestros / Desapariciones. Adolescencia 

DURACIÓN: 102 Min.

PAÍS: Colombia
 
 
 
SINOPSIS  

En la cima de una imponente montaña, donde lo que a primera vista parece un campamento de verano, ocho muchachos guerrilleros apodados “Los Monos» conviven bajo la estricta instrucción de un sargento paramilitar. Su única misión es la de cuidar a "la doctora" (Julianne Nicholson), una mujer norteamericana a la que han tomado como rehén. Cuando esta misión empieza a peligrar, la confianza entre ellos empezará a ser cuestionada.
 
 

 ¿Quién es quién?
 
Alejandro Landes Echavarría (Medellín, 1980) tiene en su haber dos cintas de ficción y un documental (Cocalero-2007). Con su primer largometraje fantástico estuvo con nosotros en el noveno año. Porfirio fue el título de aquel otro secuestro disparatado que sirvió al director de excusa para contarnos el día a día del personaje.                                                Landes, que nació en Brasil de madre colombiana y padre ecuatoriano, aunque muy interesado por la realidad de su convulsa región geográfica, es un ciudadano del mundo (se preparó en la Universidad de Brown-USA) que ha conseguido, entre otras, la proeza de que en esta última película (Monos), hayan participado en la producción 9 países (Colombia, USA, Argentina, Holanda, Alemania, Uruguay, Dinamarca, Suecia y Suiza), poniendo de relieve que el séptimo arte tiene un importante componente artesano, casi de encaje de bolillos, que consiste en convencer a los renuentes de que la cultura merece la pena; y de que la inversión necesaria es tarea de todos si no queremos que las cosas nos vayan bastante peor de lo que ya nos van.




Y me parece a mi
 
Aullando para ahuyentar el miedo

Sin duda la impregnación de obras referenciales como El señor de las moscas (Willian Golding) y la visualización apocalíptica que hizo Coppola (Apocalyse Now) del Corazón de las tinieblas (Joseph Conrad), están presentes en esta relectura y nueva reflexión cinematográfica que hace Alejandro Landes sobre la vulnerabilidad e inestabilidad moral del ser humano y su pequeñez dentro de una naturaleza de cuyo control presume.

La contaminación con unos antecedentes tan ilustres, no resta méritos a este laborioso proyecto del colombiano que, además, se ha visto obligado a diferenciarse aportando situaciones creíbles a planteamientos filosóficos, alucinógenos y distópicos, que desembocan en una cruda y desesperanzadora realidad.

La amplitud del plan pergeñado por el director, aunque partiendo de una clara circunscripción: el secuestro de una norteamericana de cuya vigilancia se encarga un pelotón de jovencitos paramilitares; es posiblemente culpable de que el relato sufra algunos titubeos, al menos en su primera parte, que acaban siendo resueltos en una fase final mucho más clarificadora.

La violencia, camuflada como disciplina y consolidación de madurez, e insertada en tiernas mentes, devuelve a las víctimas a su estado más prehistórico e instintivo, convenciéndolas de que es la única salida que garantiza la supervivencia.
 
spoiler:
Las consecuencias no son muy apetecibles: Muerte, horror o locura.
Jaht
 
 

 
 
 





1 comentario:

  1. El Granjero5/11/20, 12:01

    Entre bandas prohibicionistas, geles y mascarillas, tomamos posesión el Miércoles, en la Sala Avenida, de todos los espacios que el coronavirus (como un Trump encabronado) quiere reclamar como suyos. Al final de la proyección (Monos-Alejandro Landes), nos quedó claro que aquellos lugares seguían siendo nuestros, que la cultura también sirve para combatir las bravatas de cualquier virus y que la vida continúa más allá de nuestras disquisiciones, poco trascendentales (aunque barnizadas de solemnidad); porque la naturaleza, poderosísima a pesar de nuestros abundantes desplantes y agresiones, nos recuerda constantemente que, por más que nos disfracemos, seguimos siendo simios indolentes, más ineficaces y más alejados de la condición humana, cuantos más chips tengamos instalados.
    Ahora, más que nunca, ¡salud!

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