viernes, 27 de noviembre de 2020

Película 521 # Año XVIII

 Sobre Lo Infinito

(Om det oändliga)

Miércoles 2 de Diciembre/2020

Sala Avenida / Jaraíz 

20 : 30 Horas


DIRECTOR

Roy Andersson
 
GUIÓN: Roy Andersson
 
FOTOGRAFÍA: Gergely Pálos
 
REPARTO: Martin Serner, Jessica Louthander, Tatiana Delaunay, Anders Hellström, Jan-Eje Ferling, Thore Flygel, Stefan Karlsson, Bengt Bergius, Marie Burman, Amanda Davies, Karin Engman, Lotta Forsberg, Göran Holm, Lars Lundgren, Stefan Palmqvist, Vanja Rosenberg, André Vaara, Magnus Wallgren
 
GÉNERO: Drama
 
DURACIÓN: 76 Min.       PAÍS: Suecia 




SINOPSIS
 
Inspirada en el cuento de "Las mil y una noches", la celebrada colección de historias de oriente medio y de historia india, la película busca ser una yuxtaposición de las distintas etapas que un ser humano atraviesa en la vida. Desde los momentos más preciosos de la existencia hasta el despertar intelectual que nos lleva a tratar de guardar la vida como un tesoro y a compartirla con aquellos a los que amamos.




Roy Arne Lennart Andersson (Gotemburgo-1943), conocido como Roy Andersson, es un director de cine, productor y publicista sueco.

Su cine, siempre preocupado por la condición humana, es calificado como comedia y tragicomedia surrealista que llega a rozar el esperpento. Roy Andersson tiene una visión de la vida plagada de humor absurdo y a veces macabro con claros elementos psicológicos y una sutil crítica social.

Sus películas:  Comienza con En kärlekshistoria ( Una historia de amor o Una historia de amor sueca), 1970, neorrealista, que el propio autor considera como su favorita. Siguió con el drama existencial Giliap (1975) que no tuvo éxito y que quebró la continuidad de Andersson.

 
Se especializó en cortos comerciales publicitarios -anuncios- con los que tuvo éxito y fundó en 1980 su propia productora, Studio 24, lo que le ha proporcionado un absoluto control creativo sobre sus producciones que se manifestará en la trilogía: Canciones desde el segundo piso, La comedia de la vida y Una paloma se posó sobre una rama a reflexionar sobre la existencia, donde logra consolidar su estilo personal, caracterizado por escenas independientes y tomas largas. Este lenguaje cinematográfico se convirtió en el sello distintivo de sus películas consideradas como extravagantes y aclamadas en esta trilogía que realizó durante la primera década del 2000. Por su singularidad, es una figura muy apreciada en los Festivales de Cine, habiendo conseguido entre otros, el León de oro en el Festival de cine de Venecia 2014 (Una paloma...)

A pesar de ser también sueco Andersson manifesto, respecto a Ingmar Bergman:

    Respeto muchísimo a (Ingmar) Bergman. Pero efectivamente no es lo mío. ¿Qué es la vida sin una sonrisa? Bastante poco dura esto como para encima pasarlo de mal humor.

Ha declarado sobre el pintor Francisco de Goya: "se convirtió en mi principal influencia como creador."​ Otras influencias que el mismo señala son el director de cine Luis Buñuel y los pintores Pieter Brueghel el Viejo, Honoré Daumier y Otto Dix

Todos sus actores son secundarios, no profesionales en su mayoría y, salvo raras excepciones, no repiten ni en sus películas ni en el mundo del cine en general.
 
Es un honor para el Cineclub contar con este sueco tan extraño y original que rompe con cualquier estereotipo artístico y social, y que en todas sus obras muestra un profundísimo sentido del humor, que suele ascender desde el intestino grueso hasta los labios para convertirse en mueca o rictus, más que en sonrisa. A menos que seas de los pocos capaces de reírse de si mismo, y hayas asumido que la condición humana gusta de juguetear en el estercolero de la vida.


Y me parece a mi

Es científico: La estupidez humana es infinita.

Me siento muy conectado con la obra de Roy Andersson, con su sentido del humor vitriólico, con sus recurrentes cuadros costumbristas sobre los aspectos ridículos de la condición humana, con esa infinidad de detalles que nos convierten en seres patéticos y, aún así, dignos de misericordia.

La eternidad de lo cotidiano, o la cotidianidad de lo eterno, nos convierte en seres grises que giran alrededor de la noria: repitiendo errores, tropezando en lo consabido, mintiéndonos a nosotros mismos con poca convicción...
Podría parecer que con los elementos que viste sus películas, el minimalista director sueco cierra las puertas a cualquier esperanza, pero lo cierto es que encajas con sosiego todas sus pullas, e incluso sales reconfortado de la sala, pensando que este hombre nos muestra caminos que no deberíamos transitar, si consideramos que tras los túneles, los días sin sol y la irrespirable atmósfera metálica, se encuentran hilillos de felicidad que pueden acercarte a la luz y el calor.

En esta ocasión, como en otras, los cuentos cortos de Roy, como los que permitían a Sherezade seguir viva, nos alumbran, conociendo las experiencias de nuestros congéneres, para huir del adocenamiento y la inercia absurda de la vida.
Sería injusto considerar que un tipo tan original como R. Andersson está haciendo apología de un modelo tan mediocre de supervivencia y que, ante una naturaleza tan poco maleable como la del ser humano, se está haciendo el sueco (permítaseme el chiste).
Jaht 






1 comentario:

  1. El Sirviente de Don Tomás6/12/20, 14:08

    Más que interesante el hallazgo de Roy Andersson. Un estilo, una forma de narrar, una mirada...; todo sorprendente y a la vez muy próximo. Esta es una de esas películas que da entidad a un Cineclub. Una muesca exitosa en la larga historia de este raro y resistente círculo cultural extremeño que ya nos abrió los ojos, entre otros impagables descubrimientos, al Cine iraní y kurdo (inolvidable Bahman Ghobadi), a la genial bipolaridad artística de Lars Von Trier, a la denuncia social de Ken Loach, Guediguian o Costa Gavras, al poderío femenino (Chus Gutierrez, Icíar Bollaín, Isabel Coixet, Nadine Labaki,Arantxa Echevarría, Naomi Kawase...), al obsesivo mundo familiar de Kore-eda, a la rotundidad (no exenta de poesía) del cine coreano, a la inquebrantable calidad humana de Aki Kaurismaki, a la estética visceralidad de Yorgos Lanthimos... ¡Tantas y tantas razones para apreciar la existencia de El Gallinero y minimizar los errores que haya cometido a lo largo de dieciocho años de voluntariado!

    No me duelen prendas: ¡Larga vida al Cineclub!

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