miércoles, 9 de enero de 2013

Película 291 # Año 10


Si quiero silbar, silbo
10 y 11 de Enero
Sala Avenida-Jaraíz de la Vera
21:00 Horas


DIRECTOR

Florin Serban

GUIÓN:  Catalin Mitulescu, Florin Serban (Obra: Andreea Valean)

FOTOGRAFÍA:   Marius Panduru

REPARTO:   George Pistereanu, Ada Condeescu, Mihai Constantin, Clara Voda

GÉNERO:   Drama | Adolescencia. Drama carcelario

PAÍS: Rumanía

DURACIÓN:  94 Min.




SINOPSIS

          Cuando faltan dos semanas para que Silviu salga de un centro de detención de menores, recibe la visita de su hermano pequeño, que le cuenta que su madre, que acaba de llegar de Italia, quiere llevárselo con ella. Silviu tiene razones para tratar de impedirlo por todos los medios. Mientras tanto, se enamora de una chica de un grupo de estudiantes de sociología que va al centro a hacer prácticas.


Y me parece a mi
Tomar café con una chica, prolegómeno de amor y libertad

El enclaustramiento carcelario de un joven de dieciocho años a punto de abandonar el centro, pero con escasas perspectivas, salvo las que puedan edificar el amor fraternal y el poderoso amor hormonal, es el argumento principal de la primera entrega del director rumano Florin Serban. Su ópera prima la construye sobre la espalda (y nunca mejor dicho, a juzgar por el número de planos que se sitúan entre el cuello y la cintura) del buen actor George Pistereanu, que soporta con total dignidad el atosigante ojo de la cámara, empeñado en descubrirnos los pensamientos de un muchacho (Silviu) poco hablador, de un fajador elegido por la vida para ser convertido en punching ball.

La mirada de Silviu, la misma que la de un animal acorralado, busca huir de su cuerpo y silbar desde arriba mientras las hienas se entretienen con sus despojos. Ganar una vez, solo una vez, puede ser suficiente para alguien que nunca ha contado, pero que tiene bien claro que algún día él hablará y los demás escucharán; ¿cómo si no demostrar que estamos vivos?. El primer día, sonríe Silviu oyendo las sirenas, que la montañita sin nombre erupciona se convierte en volcán y todos corren a ponerle un nombre.
Jaht



Las notas de Avefría
En “Si quiero silbar, silbo”, Florin Serban maneja la desnudez del estilo, con austeridad y carencia de artificios, de manera que otorga un carácter austero al film. Serban utiliza un estilo naturalista y música inexistente.

Para retratar la realidad de un joven delincuente retenido durante cuatro años en un centro de menores prescinde del sonido extradiegético.

La única banda sonora que acompaña la representación de este inframundo es el sonido de los pájaros en primavera; metáfora detonadora de la libertad, cuando se carece de ella.

Además, permite que suenen algunas canciones populares que ponen de manifiesto la riqueza de una cultura castigada, oprimida.


Si quiero silbar, silbo, fue vista por 65 espectadores
La nota media de esta película, según puntuación de nuestros seguidores, fue: 8,40


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